lunes, 26 de diciembre de 2022

Bitácora del naufragio - Mario Mendoza


SINOPSIS:

Al igual que los niños que seguían al flautista de Hamelin, la humanidad caminaba con alegre indiferencia hacia el desastre, convencida de que sus excesos y avances eran prueba de evolución y desarrollo, hasta que surgió la pandemia que puso al mundo entero patas arriba. De la noche a la mañana todo se ralentizó o se detuvo, el tiempo se distorsionó y muchos tuvieron la sensación de estar atrapados en un bucle de pesadilla. Mario Mendoza anticipó con lucidez este desastre en varias de sus novelas como Lady Masacre, Diario del fin del mundo, Akelarre y Crononautas y en los relatos de El libro de las revelaciones.

Ahora, en Bitácora del naufragio, atestigua desde su confinamiento los días extraños que vivimos y nos invita a “que aceptemos este desastre con frialdad, sin esperanza, pero también sin dramatismo, y tomemos algunas notas mientras nos hundimos”.

[Fuente: contraportada libro impreso]

La Calle 10 - Manuel Zapata Olivella


SINOPSIS:

Presentación

“¡Abajo la opresión! ¡Muera el mal gobierno! ¡Resistid a estos miserables verdugos!”, grita Mamatoco.

La calle 10 es un paseo turbulentísimo por la Bogotá de los años cuarenta. Es también el retrato de una ciudad que desapareció: atisbamos el paso del tranvía y las chicherías, vemos transitar las carretas y los mulos, e imaginamos las romerías atraídas por la iglesia de Santa Inés (demolida en 1957 por la ampliación de la carrera 10). Es, además, el intento de capturar el instante de hastío que enciende el fuego de una sublevación popular. Publicada en 1960, La calle 10 es la novela de Manuel Zapata Olivella que tiene su origen en la Bogotá en la que vivió su autor cuando estudiaba Medicina en la Universidad Nacional y en el ambiente de miseria e injusticia social que reinaba en esos años y que serían el caldo de cultivo de la descontrolada violencia que estalló el 9 de abril de 1948 tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Dividida en dos partes (“Semilla” y “Cosecha”), Zapata Olivella hace primero un descarnado diagnóstico de las precarias condiciones de vida de la gente del pueblo y luego describe la euforia, el desmadre y el amargo desenlace de la revolución que se inicia por el crimen contra uno de los suyos. No obstante, con audacia literaria, Zapata Olivella nunca se refiere explícitamente a la asonada histórica, la del Bogotazo; en la novela, la chispa que enciende definitivamente los ánimos es el asesinato de “Mamatoco”, un periodista (negro, expolicía, exboxeador), presuntamente asesinado por las denuncias contra el gobierno. En esta novela “Mamatoco” se pasea por la calle 10 con el poeta Tamayo, con quien editaba y vendía La Voz del Pueblo, el periódico donde consignaban esas denuncias; y es en esa misma calle del centro de Bogotá donde muere, asesinado a cuchilladas —lo que resulta muy simbólico, pues en realidad murió en 1943, también tasajeado, en el parque Santos Chocano en el barrio La Magdalena—. Ante su muerte, un personaje vocifera: “Este es un crimen político. Los de arriba han querido silenciar su voz, la voz del pueblo, pero solo hacen que su grito sea más potente. Este crimen llevará su acusación más allá de la calle 10. Aquí no se ha matado un hombre, se ha herido de muerte a un pueblo…” (y ya sabemos a qué resuenan estas palabras).

Ya en esta novela, en clave neorrealista, se insinúan las inquietudes que encausarían la obra múltiple de Zapata Olivella: la cultura popular, la desigualdad social, el mestizaje, el papel de la herencia afrodescendiente en la historia colombiana. Y es movido por estas preocupaciones que nos presenta la galería de personajes misérrimos que viven, sobreviven y mueren en la calle 10 (de uno dice: “Necesitaba un cajón para enterrar a su Saturnina. Ni siquiera pensó en comprarlo, había perdido el hábito de usar dinero”): el carretero, el estudiante de Medicina, la beata, la prostituta adolescente, el policía vergonzante, la ventera revolucionaria, los niños limosneros, el señorito, el desplazado, la vendedora de naranjas, la revendedora de huevos… Sin duda, esta reunión convulsa de personajes arquetípicos es una muestra valiosa de la obra de Manuel Zapata Olivella, de quien se celebran (en 2020) cien años de su nacimiento: nació el 17 de marzo —“el mes de las aguas”— de 1920 en Lorica (Córdoba). Además de médico, antropólogo y folclorista, escribió novelas —entre esas “Changó, el gran putas”, su obra cumbre— y cuentos, obras de teatro y artículos periodísticos, crónicas y ensayos sobre las más diversas materias; fundó y editó Letras Nacionales, una revista literaria que se publicó a lo largo de 20 años (1965-1985) y tuvo 46 números; hizo circular la música popular colombiana en todo el mundo; reflexionó como pocos sobre la herencia africana en América, y con fundamento afirmó que los legados negro e indígena constituían la esencia de la identidad colombiana y americana (y de ahí su trashumancia por toda América Latina, por Estados Unidos y por África misma).

Da la impresión que todo lo que podía suceder en la Bogotá de los años cuarenta ocurría en la calle 10, y Zapata Olivella se encarga de hacernos una viva descripción de esto. Pero que el lector no se extrañe si siente que está leyendo sobre la Colombia de hoy, pues prima la sensación de que las motivaciones de los personajes, sus demandas sociales y la urgencia por un cambio siguen perfectamente vigentes. En algún momento, en una estación de policía, un personaje se pregunta: “¿A nombre de qué principio los condenaban al hambre y a la miseria? ¿Por qué mataban a sus hijos?”. Es posible que el lector de La calle 10, al igual que el personaje, se lo pregunte hoy también.

Fredy Ordóñez

[Fuente: https://idartesencasa.gov.co/sites/default/files/libros_pdf/LAV_151_La_calle_10_BD.pdf]

viernes, 25 de noviembre de 2022

El día del odio - José Antonio Osorio Lizarazo


SINOPSIS:

Como ha sucedido con no pocos escritores a quienes «el tiempo perdona cuando escriben bien», la obra de Osorio Lizarazo se rescata a sí misma, por su propio valor, de un olvido absurdamente basado en razones extraliterarias.

Escritor de oficio y disciplina, Osorio Lizarazo constituye una figura sin cuyos defectos y cualidades queda incompleto el cuadro verdadero de la narrativa colombiana. Sus temas, siempre de índole social, se desenvuelven algunas veces en ese medio poco transitado por los novelistas latinoamericanos: el urbano.

En esta ocasión el escenario es Bogotá, en cuyo pueblo van incubándose los hechos del 9 de abril de 1948, día en que se resuelven en estadillo de violencia los sufrimientos acumulados durante años.

[Fuente: contraportada libro impreso]

EL DÍA DEL ODIO, PUBLICADA por el escritor bogotano José Antonio Osorio Lizarazo en Buenos Aires en 1952, es quizás la novela más conocida entre aquellas que se publicaron a raíz de la rebelión del 9 de Abril en los años inmediatamente posteriores a estos sucesos. Para muchos constituye uno de los textos literarios indispensables acerca de este evento, ya que se trata de una de las primeras representaciones literarias del Bogotazo. Esta cercanía a los hechos, simultáneamente virtud y limitación, le permite al lector contemporáneo de la novela acercarse a una de las interpretaciones que se le dieron a la figura de Jorge Eliécer Gaitán en su momento, así como al significado que tuvo su asesinato ocurrido el 9 de abril de 1948 en Bogotá, y la revuelta popular que le siguió. El día del odio, igualmente, es uno de los primeros textos pertenecientes a aquello que el crítico Hernando Téllez bautizó como la «Novela de la Violencia», subgénero novelístico que se desarrolló en Colombia aproximadamente entre 1951 y 1972. Es también uno de los textos más conocidos del subgénero de la «novela urbana» que se desarrolló en el país a partir de las primeras décadas del siglo XX, y en particular de aquel tipo de novela que se preocupó por narrar los conflictos en los que habían desembocado los procesos de modernización del país, de crecimiento urbano y de migración campesina.

[Fuente: https://www.amazon.com/-/es/Jos%C3%A9-Antonio-Osorio-Lizarazo-ebook/dp/B08F5JG834#:~:text=EL%20D%C3%8DA%20DEL%20ODIO%2C%20PUBLICADA,inmediatamente%20posteriores%20a%20estos%20sucesos.]

El Club del Beso Negro - Hernán Hoyos


SINOPSIS:

Y si bien Hernán Hoyos muy pronto fue reconocido como “el pornógrafo caleño”, apelativo que le dio celebridad local pero también ocultó su versatilidad y destreza en el abordaje de los relatos de aventuras, de misterio, de detectives (o de “novela negra, como La herencia de los Molina; Secuestro de un viejo verde), e inclusive de ensayos históricos (Joaquín de Caicedo y Cuero: biografía del prócer caleño, recién editado tomo 8 de sus Obras Completas; lo mismo que Un barrio lejano y perfumado: la historia del barrio San Fernando donde se crio, o Nefanda nocte septembrina: el intento de asesinato al Libertador Simón Bolívar, frustrado por su compañera Manuelita Sáenz, aún inéditos), llegó a publicar y vender él mismo alrededor de 500 mil ejemplares de sus más de 40 títulos, entre los cuales se pueden mencionar: Sor Terrible; Coca; Aventuras de una sirvienta; La colegiala; El miembro de Lucifer; 008 contra Sancocho; Crímenes de la misa negra; Protectores de doncellas; Las muchachas pobres; La película; Un alegre cabrón; Magola, la prostituta; El bruto y las lesbianas; La reina y el mariposo; El tumbalocas; Aventuras de una bogotana; Sonrisa de diablo; Aventuras de un impotente; Crónica de ultratumba; La fortuna de los Mendieta; Ofelia, la voluptuosa; Inocentes y perversos; El profesor corrompido; El precio de la lujuria; El club del beso negro; El precio del crimen; La alcahueta; En calzones llegó la desconocida; Se me paró el negocio…

Ediciones en rústica que pasaron de mano en mano y acompañaron e hicieron las delicias de varias generaciones de adolescentes durante sus primeros descubrimientos y escarceos hormonales, por allá a finales de los años 60 y en los 70 y 80, hasta cuando finalmente escribió y publicó a mediados de los años 90 su autobiografía Memorias fisiológicas, tras lo cual abandonó la literatura y silenció para siempre sus cuatro máquinas carramplonas de escribir Rémington en las que gestaba igual número de novelas al mismo tiempo. Por Luis Alberto Díaz Martínez, Escritor, editor y comunicador independiente - Productor del programa de televisión REVOLTURAS por Canal 14

Editor de los periódicos culturales Caligrafías y Calidoscopio
Cogestor de 
EscritoresVallecaucanos.com

[Fuente: http://escritoresvallecaucanos.com/hernan-hoyos-pionero-y-veterano-de-la-sexo-ficcion/]

sábado, 29 de octubre de 2022

El Precio de la Lujuria - Hernán Hoyos

 

SINOPSIS:

Y si bien Hernán Hoyos muy pronto fue reconocido como “el pornógrafo caleño”, apelativo que le dio celebridad local pero también ocultó su versatilidad y destreza en el abordaje de los relatos de aventuras, de misterio, de detectives (o de “novela negra, como La herencia de los Molina; Secuestro de un viejo verde), e inclusive de ensayos históricos (Joaquín de Caicedo y Cuero: biografía del prócer caleño, recién editado tomo 8 de sus Obras Completas; lo mismo que Un barrio lejano y perfumado: la historia del barrio San Fernando donde se crio, o Nefanda nocte septembrina: el intento de asesinato al Libertador Simón Bolívar, frustrado por su compañera Manuelita Sáenz, aún inéditos), llegó a publicar y vender él mismo alrededor de 500 mil ejemplares de sus más de 40 títulos, entre los cuales se pueden mencionar: Sor Terrible; Coca; Aventuras de una sirvienta; La colegiala; El miembro de Lucifer; 008 contra Sancocho; Crímenes de la misa negra; Protectores de doncellas; Las muchachas pobres; La película; Un alegre cabrón; Magola, la prostituta; El bruto y las lesbianas; La reina y el mariposo; El tumbalocas; Aventuras de una bogotana; Sonrisa de diablo; Aventuras de un impotente; Crónica de ultratumba; La fortuna de los Mendieta; Ofelia, la voluptuosa; Inocentes y perversos; El profesor corrompido; El precio de la lujuria; El club del beso negro; El precio del crimen; La alcahueta; En calzones llegó la desconocida; Se me paró el negocio…
Ediciones en rústica que pasaron de mano en mano y acompañaron e hicieron las delicias de varias generaciones de adolescentes durante sus primeros descubrimientos y escarceos hormonales, por allá a finales de los años 60 y en los 70 y 80, hasta cuando finalmente escribió y publicó a mediados de los años 90 su autobiografía Memorias fisiológicas, tras lo cual abandonó la literatura y silenció para siempre sus cuatro máquinas carramplonas de escribir Rémington en las que gestaba igual número de novelas al mismo tiempo. Por Luis Alberto Díaz Martínez, Escritor, editor y comunicador independiente - Productor del programa de televisión REVOLTURAS por Canal 14
Editor de los periódicos culturales Caligrafías y Calidoscopio
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[Fuente: http://escritoresvallecaucanos.com/hernan-hoyos-pionero-y-veterano-de-la-sexo-ficcion/]

Diccionario de la vida - Juan Gossain

 

SINOPSIS:

Todos los sentimientos, emociones y sensaciones que palpitan en las crónicas que Juan Gossain ha publicado en diferentes medios impresos, fueron “quirúrgicamente” extraídos en fragmentos y organizados por temáticas; estas fueron dispuestas en orden alfabético, de modo que tomaron la forma de una suerte de diccionario de la vida, con todos sus vaivenes. Textos que dejan ver el alma viva, jovial, intuitiva, aguda, vagabunda, doliente, ilusionada y profundamente humanitaria de este habitante del Caribe, amante de su patria, del lenguaje, del periodismo y la literatura. En sus términos, «una botella de agua fresca» desde cuyo fondo grita con entusiasmo que «a pesar de tanta corrupción, en este bendito país nuestro no todo se ha perdido».

[Fuente: contraportada libro impreso]

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Todos nos condenamos - Hernán Hoyos

 


SINOPSIS:

Esta novela se inspiró en situaciones reales. Muchos compatriotas tenemos la esperanza de que en Colombia no existan ya circunstancias ni ambientes que puedan producir dramas semejantes.

Cali, Noviembre de 1968

[Fuente: Prólogo de Hernán Hoyos]

Sirirí Obra excogida - Mario Fernando Prado López

 


SINOPSIS:

“Mario Fernando Prado tiene la mezcla perfecta de picardía e ingenio para hacer reír pensando. Como está demostrado que el buen humor cura, el libro de Sirirí es una excelente medicina para el espíritu”.

Gonzalo Gallo

“Gracias amigo por estos Siriris tan llenos de humor y de amor, herramientas insustituibles para enfrentar la vida, tal como es”.

Amparo Sinisterra de Carvajal

“A QUIEN PUEDA INTERESAR: Certifico que el Sr. MFP es un excelente ‘perioblicista’, como lo comprueban sus columnas SIRIRI recopiladas en este libro.

Carlos Duque

“De las columnas de Sirirí puedo decir lo que Oscar Wilde del cigarrillo: Un placer sencillo y perfecto, porque es exquisito y siempre lo deja a uno con ganas de más.”

Margarita Vidal

“El humor de MFP en su columna Sirirí, nos divierte enormemente a sus lectores y con toda su gracia logra una función correctiva en aquellos casos en los cuales la solemnidad no tiene ningún efecto.”

Gonzalo Mallarino

[Fuente: contraportada libro impreso]

lunes, 22 de agosto de 2022

El coronel no tiene quien le escriba - Gabriel García Márquez

 

SINOPSIS:

"Rebelde inconsciente, el coronel aspira a un mundo limpio, a una vida auténtica Pero la conducta en que se traduce esta aspiración está empapada de 'idealismo abstracto': él cree posible lo imposible, tiene fe en la eficacia de lo ineficaz, afirma con terquedad y casi locura la existencia de algo que no existe en su mundo: la justicia, el respecto a la palabra empeñada, la vigencia de la ley, el funcionamiento de la administración.

En El Coronel no Tiene Quien le Escriba, aunque la vida social e histórica es objetivamente tan monótona y estática como en Macondo, subjetivamente no lo es: en esta sociedad donde, en los hechos, nada cambia, hay sin embargo una puerta abierta sobre la posibilidad de cambio, que se llama la esperanza, la ilusión".

MARIO VARGAS LLOSA, Historia de un deicidio

[Fuente: contraportada libro impreso]

La creación de un monstruo Frankenstein - Mary Wollstonecraft Shelley

SINOPSIS:

El doctor Víctor, criado en una acaudalada familia, decide estudiar filosofía natural, carrera que le brindará los conocimientos y motivaciones que lo llevarán a descubrir el origen de la vida, así emprende una gran empresa, trabajando sin descanso para ello, sacrificando todo cuanto puede. Lo que no sospecha es que su empeño volverá su vida un infierno. Este libro plantea el debate sobre la vida, la muerte, la creación y deja la inquietud acerca de la dualidad en la que vive cada personaje y, más aún, el lector.

[Fuente: contraportada libro impreso]

miércoles, 20 de julio de 2022

Antología de poesía colombiana para jóvenes - Beatriz Helena Robledo

SINOPSIS:

Te sugerimos pararte frente al poema, en silencio y con el oído bien abierto, escuchar: escuchar su murmullo, a veces cadencioso y rítmico, o su grito, hondo y profundo hasta estremecer, o su risa clara y diáfana. Pero antes que nada, escucha su respiración. Porque la poesía es un ser vivo de palabra que nos habita poco a poco.

Estas voces pertenecen a poetas colombianos de distintas épocas. Podrás sentir ritmos, imágenes y estilos tan diversos como ha sido el devenir mismo de nuestra poesía.

[Fuente: contraportada libro impreso]

Ron, Ginger y Limón - Hernán Hoyos


SINOPSIS:

Hernán Hoyos nace en Cali en 1930. A los veintiún años publica dos novelas de folletín en “Diario del Pacífico” (1951-1952) que son bien recibidas por el público. Ya entonces Armando Romero Lozano en artículo publicado por el mismo periódico, reconoce su capacidad para arrastrar al lector hasta el fin. Alternando su labor literaria con otras ocupaciones realizó diez oficios diferentes, incluido el periodismo. Hoyos publica por su cuenta “Callejón de San Roque” (1955). Con “Las Hermanas del Coronel” gana un concurso para cuentos de suspenso de la revista mexicana “Aventuras y Misterio” (1956). Luego aparece “Ron, Ginger y Limón” (1962) con prólogo de Julio Alfonso Cáceres, quien vaticina el futuro literario del autor. Hoyos recoge en un volumen diez trabajos cortos, “Cuentos” (1966), favorablemente comentado por la crítica.

Decepcionado por la literatura decide en 1967 licenciarse en idiomas para tener trabajo seguro en la madurez y se incorpora a la Universidad del Valle. Es cuando lo descubre el periodista cubano José Pardo Llada, lo anima y lo lanza a través de su columna “Mirador”. “Crónica de la Vida Sexual (1968), obtiene un rotundo éxito de librería y Hoyos abandona sus estudios tras aprobar materias de dos semestres, para dedicarse profesionalmente a la literatura. Aparecen entonces “Todos nos condenamos” (1969), “Crónica de Ultratumba” (1969), “008 Contra Sancocho” (1970, dos ediciones agotadas), “Aventuras de una Sirvienta” (1970, dos ediciones agotadas), “Casos Insólitos de la Vida Sexual” (1971), “Las Muchachas Pobres” (1972), “El Bruto y las Lesbianas” (1972, dos ediciones agotadas), “La Colegiala” (1972, tres ediciones agotadas). Viaja a los Estados Unidos y la revista “Knight” le publica “The Case of the Virgin Prostitute”, “The Seduced Daughters” y “The Seduced Professor”, relatos traducidos por Robert Maxwell. Siguen a su regreso “El Tumbalocas” (1972, dos ediciones agotadas), “Secuestro de un Viejo Verde” (1973), “Nadie conoce mi Sexo” (1973), “Un Alegre Cabrón” (1974), “Sor Terrible (1974), “Sonrisa de Diablo” (1974), “Magola la Prostituta” (1975), “Protectores de Doncellas” (1975), “La Reina y el Mariposo” (1975), “La Fortuna de los Mendieta” (1975). En diciembre de 1975 José Pardo Llada pide al novelista colaboración para “Domingo 7”, revista dominical de “Occidente”. Durante cuatro meses Hoyos le entrega un relato semanal de misterio y acción, recibido por el público con entusiasmo, lo que afirma su popularidad. Aparecen luego “La Película” (1976), “Aventuras de un Impotente” (1976), “Ofelia la Voluptuosa” (1977) y “COCA” (Noviembre de 1977) que entregamos en este volumen, novela inspirada en un personaje legendario de la mafia criolla muerto ese mismo año, obra que confirma una vez más sus condiciones de narrador.

[Fuente: contraportada libro impreso “COCA” de Hernán Hoyos]

martes, 21 de junio de 2022

El bruto y las lesbianas - Hernán Hoyos


SINOPSIS:

Y si bien Hernán Hoyos muy pronto fue reconocido como “el pornógrafo caleño”, apelativo que le dio celebridad local pero también ocultó su versatilidad y destreza en el abordaje de los relatos de aventuras, de misterio, de detectives (o de “novela negra, como La herencia de los Molina; Secuestro de un viejo verde), e inclusive de ensayos históricos (Joaquín de Caicedo y Cuero: biografía del prócer caleño, recién editado tomo 8 de sus Obras Completas; lo mismo que Un barrio lejano y perfumado: la historia del barrio San Fernando donde se crio, o Nefanda nocte septembrina: el intento de asesinato al Libertador Simón Bolívar, frustrado por su compañera Manuelita Sáenz, aún inéditos), llegó a publicar y vender él mismo alrededor de 500 mil ejemplares de sus más de 40 títulos, entre los cuales se pueden mencionar: Sor Terrible; Coca; Aventuras de una sirvienta; La Colegiala; El miembro de Lucifer; 008 contra Sancocho; Crímenes de la misa negra; Protectores de doncellas; Las muchachas pobres; La película; Un alegre cabrón; Magola, la prostituta; El bruto y las lesbianas; La reina y el mariposo; El tumbalocas; Aventuras de una bogotana; Sonrisa de diablo; Aventuras de un impotente; Crónica de ultratumba; La fortuna de los Mendieta; Ofelia, la voluptuosa; Inocentes y perversos; El profesor corrompido; El precio de la lujuria; El club del beso negro; El precio del crimen; La alcahueta; En calzones llegó la desconocida; Se me paró el negocio…

Ediciones en rústica que pasaron de mano en mano y acompañaron e hicieron las delicias de varias generaciones de adolescentes durante sus primeros descubrimientos y escarceos hormonales, por allá a finales de los años 60 y en los 70 y 80, hasta cuando finalmente escribió y publicó a mediados de los años 90 su autobiografía Memorias fisiológicas, tras lo cual abandonó la literatura y silenció para siempre sus cuatro máquinas carramplonas de escribir Rémington en las que gestaba igual número de novelas al mismo tiempo.

Por Luis Alberto Díaz Martínez, Escritor, editor y comunicador independiente - Productor del programa de televisión REVOLTURAS por Canal 14
Editor de los periódicos culturales Caligrafías y Calidoscopio
Cogestor de 
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[Fuente: http://escritoresvallecaucanos.com/hernan-hoyos-pionero-y-veterano-de-la-sexo-ficcion/]

Ofelia la Voluptuosa - Hernán Hoyos


SINOPSIS:

Un encuentro con el artífice de la sexoficción

Hernán Hoyos escribió, desde fines de los cincuenta, más de cuarenta novelas. Hoy día las autoreedita y él mismo sale a dejar ejemplares en consignación en distintas librerías y quioscos del centro de Cali (Colombia). 

Por: Andrés Felipe Escovar

Un remordimiento despierta a Hernán Hoyos en sus noches y, antes de volver a dormir, se traza el propósito de soñar un encuentro con su amigo, “El gordo” Lucio Ramos, uno de los protagonistas del libro Memorias fisiológicas: cierra los ojos y los dos hablan. Ese episodio no es algo real; Hoyos descree de cualquier mundo que trascienda lo físico y de que haya alguna manera de conjurar los espíritus o llamarlos, es más, piensa que ni siquiera existen: morimos y volvemos a ser carne de la tierra.

Su remordimiento nació desde que se topó a Ramos en el puente España, en el centro de Cali; Hernán paseaba con sus hijos, aún niños por aquél entonces. Se cruzaron y Hoyos pasó de largo y sólo volteó la mirada cuando Ramos le dijo:

-Hernán, me has hecho mucho daño.

Hoyos creyó que se refería al vino que le había aconsejado comprar un par de meses antes, a sabiendas de que Luciano padecía de una úlcera gástrica. Tiempo después entendió que el daño aludido por “El gordo” era la ingratitud injustificada.

-En qué te he hecho daño, amigo mío- me exclama Hernán, tratando de revivir ese último encuentro en el puente España, buscando un instante de reivindicación donde pueda encontrarse con ese gordo que falleció poco tiempo después.

Otro gran amigo muerto de Hernán fue Maxwell, su traductor al inglés. Hoyos se marchó con él a Wisconsin y allí pudo evidenciar la afición por la cerveza del norteamericano:

-Él vivía con su mujer. Fuimos a traducir mis libros y la revista Knight publicó tres cuentos míos. Él era un traductor impresionantemente riguroso. El editor de la revista mandó los tres cheques pero yo estaba muy aburrido en ese país y como aquí llevaba una vida de parranda y de risas, entonces me vine para acá. Maxwell se bebió en cerveza los 300 dólares. En esa época, un dólar servía para un almuerzo… yo fui a varios supermercados con Maxwell y un almuerzo decente valía un dólar. Entonces se bebió los 300 dólares pero me los fue pagando, eso sí. Y después era incapaz de trabajar; como traductor era un verraco pero era incapaz de trabajar entonces lo mantenía la mujer. Era un soñador, inventaba negocios que después no podía realizar pero para traducir era extraordinario.

Al contrario de lo que se puede creer, Hernán Hoyos no es un viejo verde. Algunos buscadores de “extrañezas” han hecho textos sobre este escritor y en ellos se lo deja como un anciano impotente que aún busca, con desesperación, a alguna muchachita que le haga favores sexuales. Durante los dos días que charlamos sólo me refirió su amistad con dos mujeres jóvenes; me enseñó los números telefónicos de ambas, guardados en su teléfono celular y decidió borrar el de una de ellas porque había soberbia en su trato pues, seguramente, creyó que la estaba acosando. Lo hace con la claridad de alguien que ha discernido al amor:

-Hay dos clases de amores: el amor sexual, que es el truco de la naturaleza para la perpetuación de la especie, y el amor por gratitud. Cuando has tenido una relación con una mujer que ha sido buena, que ha sido grata contigo, y van pasando los años y los años, hay un momento en que quieres devolver eso y la amas y quieres vivir con ella y que sigan la trayectoria hasta que la muerte los separe aun cuando ya no tengan vida sexual y tú le digas: “Amor mío, pero si nosotros no tenemos sexualidad yo qué voy a hacer si tengo amigas bonitas”. Entonces ella dirá: “Pues tenga sus amigas allá pero no las traiga acá, eso sí no”.

Los intentos por encasillar a Hoyos en el lugar de viejo caliente son explicables: una persona que hizo más de cuarenta novelas catalogadas como pornográficas no puede ser diferente al ideal platónico de un caricato anciano y consumidor compulsivo de viagra; si se lo toma en serio o si sus escritos se consideran “literatura” entonces lo asimilado como transgresor desde hace cuarenta años, deja de serlo y se evidenciaría su domesticación y pertenencia al mainstream literario del país. En el sistema literario de Colombia, Hoyos es incómodo pues es el cultor de una literatura alejada de la sublimación de lo “popular” – esta operación es una escala más de la bipolaridad de la alta y baja cultura, la cual se ha trasladado sus condenas al reggaetton por parte de entusiastas de los Rolling Stones o Stoneilistas, por citar un ejemplo, quienes se abrogan la capacidad de definir qué es lo “pop” y qué es un producto “alienante”- o del cumplimiento de un canon de buena escritura, como ocurre con Caicedo, tan furibundo amante de Vargas Llosa y Bioy Casares y espectador y domesticador del western europeo y norteamericano, a los que convirtió en objetos de un culto esteticista.

Hoyos no tiene en su cabeza a Henry Miller ni menciona, entre sus escritores favoritos, a alguno aparecido en el siglo veinte salvo John dos Passos, de quien admiró su rapidez y el uso de frases cortas que él también trató de implementar en su narrativa. Una de sus grandes influencias fue la literatura francesa:

-Me llamaban la atención las novelas de Alejandro Dumas cuando era adolescente. Fue mi ídolo literario pero con los años comencé a no apreciarlo como pintor de caracteres porque no tenía esa capacidad de otros escritores franceses como Balzac, Maupassant y otro francés… he leído varios clásicos en francés… Anatole France. Los tengo en mi casa, todos descuadernados porque me los han regalado parientas casadas con franceses que ya se han muerto.

De los latinoamericanos se queda con Jorge Isaacs y José Eustasio Rivera por las dos novelas con que se hicieron conocidos: La Vorágine y María. También intenta aprender de la técnica del ensayista Baldomero Sanín Cano y asegura que al único argentino que ha leído es al antisemita y ultracatólico Hugo Wast, cuyas historias eran interesantes pero jamás logró rubricar con una buena técnica. Y los poetas que dejaron una impronta en él fueron Amado Nervo y Porfirio Barba Jacob, de quien recuerda el poema Nosotros somos los invertidos y lo declama para después recordar que, para el poeta antioqueño, Cali era un garaje con obispo.

Hernán también lee como escritor, rastrea los mecanismos que sirvieron para la construcción de historias.

-Yo fui creador de mi propia técnica literaria que consiste en que los personajes se presentan ante el lector y se hacen conocer por lo que dicen y lo que hacen. En mi literatura no uso adjetivos; curiosamente, aprendí, o por lo menos confirmé esta tesis, en una novela del doctor Alfonso López Michelsen que se llamaba Los elegidos, no es una gran novela pero en ella proclamó no usar adjetivos, es decir, yo nunca digo lo que piensan los personajes ni nunca los califico. Lo que puedo decir es “tal vez, pensó” porque uno en la vida real no se mete en el cerebro de alguien para decir lo que está pensando; en la vida social uno no puede estar seguro de lo que piensa el interlocutor. En mis novelas el personaje se hace conocer por lo que dice y lo que hace.

Cuando los teóricos y críticos empiecen a abordar el trabajo de Hoyos, quizá porque se haya hecho un estudio proveniente de Estados Unidos o Europa, también habrá de redimensionarse la tradición más decimonónica de la literatura colombiana, que hasta hoy día se considera como un compendio de escritos ahuecados y estáticos; se abrirán nuevas posibilidades de lectura porque con Hernán Hoyos hasta la prosa de un expresidente como López Michelsen o un ensayista exquisito como Sanín Cano, que publicó en la encopetada revista Sur, tengan efectos impensados como Frentenalga y Careculo.

La adscripción al realismo que Hoyos hace de su trabajo, responde a esta forma de presentación de los personajes y al relevamiento de las temáticas, las cuales busca en su entorno pero esto no significa que él haga una escisión entre lo real y lo fantástico a nivel literario:

-Literariamente no es importante discernir lo real de lo imaginario pero desde el punto de vista psicológico y sociológico sí porque, si uno escribe narrativa basada estrictamente en cosas de la vida real, como cuando yo escribí las crónicas de la vida sexual, entonces eso le permite conocer a los psicólogos y los médicos que no han tenido el oficio o audacia para ir a los bajos fondos de Cali como hice yo. Este tipo de documentos les permite, tal vez, tener testimonios para sus diagnósticos y tratamientos…. Una vez, por ejemplo, una pareja tenía problemas de frialdad y el médico les recomendó leer a Hernán Hoyos.

Entonces, como los candorosos cultores, defensores y enfermos de la literatura y metaliteratura –que mirarían a Hoyos como una rareza o un personaje digno para escribir una novela o un cuento sobre la “peligrosidad” o el abismo que entraña la literatura-, Hernán entiende a lo literario como algo indivisible, como una totalidad que, sin embargo, no le parece el punto culminante de la escritura y por ello sus pretensiones no se circunscriben a los vericuetos de los hechos estéticos, él también se asume como un hacedor de documentos que sirvan para lecturas distintas a las hechas por los literatos y por ello sus libros pueden ser un medicamento alternativo para luchar contra la impotencia o frigidez.

El trabajo de Hoyos ha trascendido la escritura; en 2008 escribió, dirigió y produjo Mariposas Oscuras:

-Es en cine digital. Está inspirada en Ofelia la voluptuosa, una novela mía en la que la protagonista debe soportar las pretensiones sexuales de una sirvienta de la casa que es lesbiana, inteligente y algo leída. Es una película completa, una tragedia de 90 minutos como cualquier largometraje.

Como en la literatura, la tradición de la que proviene Hoyos en el cine tampoco responde a una trayectoria en la que estén nombres como los de Lars Von Trier, David Lynch o John Carpenter, sino que manifiesta su entusiasmo por Lo que el viento se llevó, El mago de Oz o La Tour de Nesle.

-Hay otra, El acorazado Potemkin, el lenguaje cinematográfico creado por Eisenstein es el lenguaje cinematográfico que después usaron todos los cinematógrafos… Esta me impresionó: El viaje a la luna de Luis Lumiere… no me acuerdo de más.

Actualmente, Hernán Hoyos está esperando a un grupo de cineastas del sur del continente que quiere llevar a la pantalla alguna de las historias que él escribió. Él espera que todo se materialice y pueda dar a conocer su trabajo en otros países. El tema del dinero ya no lo apura y, por eso mismo, no desea que lo publiquen grandes editoriales aunque estas le ofrecieran un contrato con muchas prerrogativas pues su objetivo de haber sido leído ya lo cumplió. Prefiere autoeditarse y salir a vender sus ejemplares, dejándolos en consignación en librerías y quioscos del centro de Cali. Lo hace sin el aspaviento de los autodenominados independientes, que suelen utilizar esta etiqueta para acudir a becas estatales.

Siempre sale a la ciudad con un morral en el que carga los libros y las facturas. Todo lo tiene relacionado con la minucia de un contador y en esto ocupa la mayor cantidad de su tiempo. Ha decidido no volver a escribir.

-Si me pongo a escribir ahora entonces abandono lo que tengo que hacer ahora que es publicar esa obra que es enorme. Son como 45 novelas y 40 cuentos.

Sus libros, algunos recientemente autoeditados, aparecen en mostradores donde se exhiben los últimos números de revistas para mujeres o suplementos deportivos. En la década de los sesenta no podían exponerse de la misma manera, en esa época, muchos adolescentes los compraban para leerlos a escondidas; era una revelación que un libro pudiera suscitar erecciones y hacer llamados al placer solitario. La manera como fueron útiles para el ejercicio de la mano y conciencia ardientes y desesperadas supone, al menos, dos posibilidades:

a- Enrollar alguna de las cuarenta novelas escritas por Hoyos y amoldarla al diámetro del pene del masturbardor.

b- Leer lo que está escrito en las páginas de cualquiera de esas novelas pues abundan las descripciones de encuentros sexuales de distinta laya.

La posibilidad A pertenece a la categoría de los bibliófilos y los coleccionistas de volúmenes raros y únicos. La posibilidad B responde a la de esos lectores furtivos que no les importa rayar las páginas, humedecerlas o doblarlas. Entre estos dos ilusorios extremos hay estados intermedios que son los que abundan; los ideales platónicos del fetichista de los libros y del lector que desdeña la materialidad, son los inalcanzables puntos que sirven de base para poder generar una clasificación arbitraria.

Para Hernán Hoyos la masturbación es nociva porque el pene, según lo que dice el médico Theodoor van de Velde en su libro El matrimonio perfecto, está hecho para el contacto con el tejido conjuntivo de la vagina (la vagina es un ojo que inflige una mirada al vacío porque otea un lugar diferente a este afuera lleno de genitales erectos o viscosos; el encuentro de dos vaginas, más que el cruce de miradas, en las novelas de Hoyos, es el de dos cegueras): Ni las manos ni un libro enrollado son los receptores apropiados del embate genital de los machos. La masturbación es la orfandad del pene.

[Fuente: https://revistaartefactobloqueado.wordpress.com/2016/03/04/un-encuentro-con-el-artifice-de-la-sexoficcion/comment-page-1/]