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BOGOTÁLOGO 3.0: LAS PALABRAS DE BOGOTÁ EN PASADO, PRESENTE Y FUTURO

JUNIO 20, 2020 – POSTED IN: NOTICIAS – TAGS: BOGOTÁLOGO

El Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) prepara una nueva edición del Bogotálogo, diccionario del español bogotano escrito por Andrés Ospina y presentado por primera vez en 2012. Además, adelantará durante el segundo semestre de 2020 un programa transmedia que invitará a los bogotanos a apropiarse de la lengua de la ciudad. ¡Participa aquí!
Durante el segundo semestre de 2020, el IDPC, con la colaboración del escritor Andrés Ospina y del equipo editorial de la entidad, llevará a cabo un novedoso programa encaminado a la reedición de una de las obras de consulta obligadas en la Bogotá contemporánea: El Bogotálogo. A la par, impulsará un portafolio de actividades llamado Bogotálogo 3.0 para promover la apropiación del lenguaje en calidad de bien patrimonial inmaterial, por parte de quienes residen en la ciudad o guardan alguna relación con ésta.
Bogotálogo 3.0 es proyecto de apropiación alrededor del castellano hablado en Bogotá, dividido en tres fases: La primera, fundamentada por razones de la contingencia actual en la virtualidad, pretende ir a la caza de nuevos bogotanismos y de algunos términos y expresiones de otros tiempos omitidos de las versiones anteriores mediante interacción con diversos ciudadanos. Esta forma de acercamiento vinculará a distintos grupos poblacionales en la construcción colectiva de una obra condimentada por muchas voces y enfoques.
De acuerdo con lo presupuestado, una segunda fase implica la reedición del Bogotálogo, pensado no sólo como documento impreso sino como un detonante narrativo con juegos y actividades incluidas dentro del corpus de la obra.
La tercera involucra un programa de socialización en entornos estratégicos, entre los que se cuentan bibliotecas e instituciones de educación pública y algunos otros espacios no convencionales. 
Para tales efectos ha sido puesta en funcionamiento el sitio web Bogotálogo 3.0 en el sitio www.bogotalogo.co— y la campaña ‘corche al Bogotálogo’, para que, por medio de presencia en redes sociales -Twitter, Facebook e Instagram-, y una miniserie web presentada por Ospina, se tocarán diversas temáticas entretenidas alrededor del castellano usado en Bogotá y las formas de apropiación de la ciudadanía. (Participa aquí en ‘corche al Bogotálogo).


El propósito de Bogotálogo 3.0 es corregir, ampliar y sobre todo convertir el texto ya existente en un dispositivo lúdico y en el núcleo de una iniciativa transmedial que detone vínculos entre la comunidad, reflexiones, memorias y sentimientos y que mediante actividades y juegos propuestos como parte del libro mismo y estipulados en la fase final de la estrategia se transforme en un pretexto para compartir y divertirse en contextos informales, clubes de lectura, familiares e incluso dentro de la academia.

HISTORIA DEL BOGOTÁLOGO

El Bogotálogo: usos, desusos y abusos del español hablado en Bogotá, proyecto ganador de la convocatoria ‘ciudad y patrimonio 2009’, organizada por el IDPC, y lanzado en 2012, fue y sigue siendo el nombre de uno de los libros más apetecidos por los curiosos entusiastas de la palabra y la bogotanidad y ha sido editado, reimpreso y agotado en sucesivas oportunidades bajo el sello del IDPC. 

Este volumen adornado por una colorida selección de ilustraciones y de imágenes provenientes del programa ‘álbum familiar’, de la colección de fotografías del Museo de Bogotá y de archivos personales, se ha ganado un lugar especial de afecto entre ciudadanos, turistas y demás interesados en las distintas y muy diversas formas de hablar español dispersas a lo largo del planeta. Desde su lanzamiento Bogotálogo ha ocupado primeras posiciones en ventas en ferias del libro y librerías. 

Bogotálogo no es un diccionario en el sentido estricto y académico del término, ni una aproximación filológica o lingüística al tema, sino, más bien, un acercamiento literario —subjetivo, en algunos casos nostálgico, en otros humorístico, en otros más caprichoso y en los restantes crítico o especulativo— a lo que dicen las palabras acerca de una ciudad y de quienes la habitan (en términos de sus sueños, prioridades, expectativas y cosmovisión). 

El libro está lejos de constituir sólo un tributo sentimental al habla cachaca y de antaño —conceptos algo estereotipados y dignos de revaluación en el siglo XXI— sino también a la forma como los bogotanos del presente y el futuro van generando una colección propia de términos concordantes con una matriz social, cronológica, histórica e incluso geográfica.

La más reciente edición de Bogotálogo —conocida como Bogotálogo II— tuvo lugar en diciembre de 2016, esta vez en un solo tomo, corregido y aumentado.
[Fuente: https://idpc.gov.co/bogotalogo-3-0-las-palabras-de-bogota-en-pasado-presente-y-futuro/]

Merlín: Soledad y encanto
Por Paula Doria* - Periodista de Bogotá en SEMANA.

Cultura / 6 de Junio de 2020


SEMANA visitó Merlín, una de las librerías de viejo más fascinantes del centro de Bogotá. Aunque el librero no da entrevistas, el lugar dice mucho por sí solo. | Los libros y la peste





A Célico Gómez, fundador de la librería Merlín en Bogotá, no le gusta dar entrevistas y esta no es la excepción. “Usted pase, mire lo que quiera y escriba lo que quiera, pero no doy entrevistas. ¿Para qué? ¿Para escuchar la repetidera de los periodistas?”, dijo a SEMANA por teléfono. Tampoco permitió que le hicieran retratos. Quizá para él no hace falta contar que la situación de los libreros en medio de la cuarentena también ha sido difícil, en especial la de los independientes. Igual, siempre lo ha sido, incluso antes del coronavirus.


Es una pena que Célico no dé entrevistas porque hay mucho en esta librería que da curiosidad. Entonces toca suponer. Imaginar. Describir. El nombre de la librería, Merlín, debe ser en honor al mago del siglo XII. Eso dicen algunos artículos de medios colombianos, además en el local hay varias figuras que representan al nigromante capaz de ver el pasado y el futuro. Al fiel consejero del rey Arturo. A esa especie de profeta salvaje, criado en los bosques, al margen de la sociedad. Esta librería, fundada en 2001, con más de 200.000 títulos, tiene mucho de ese espíritu. 

La entrada al lugar de hecho es un truco. Quien se queda afuera solo verá un pequeño espacio con libros de texto para universidades, en especial de derecho y psicología. Pero quien se atreve a entrar descubre que la librería es inmensa. En el segundo piso, los retratos de algunos autores colombianos como Guillermo Valencia, Rufino Cuervo, Ángel María Céspedes, Ismael Enrique Arciniegas, Rafael Pombo y José Asunción Silva conducen un pasillo directo a varias salas de libros. El que lo cruza se enfrenta al encantamiento. A la sensación de estar perdido en millones de universos que caben en cuatro pisos y a la desdicha de poder elegir apenas algunos. 

El ruido de la ciudad desaparece. El silencio solo se rompe por los crujidos de la madera o de la voz de Célico. De vez en cuando se convierte en un guía para los que no encuentran lo que buscan. 

“Puedo venir a leer”, pregunta un joven. “A leer no porque no es una biblioteca. Puede venir a chequear y a buscar todo lo que quiera”, dice el librero. Pero la gente sí va (o iba) a leer. Hay varias sillas, butacas y sofás que muchos solían usar para sumergirse en los libros. 

“Lo que me gusta de este lugar es que Célico no interrumpe ni vigila. Lo único que nos pide es que dejemos las maletas a la entrada y después cada cual puede andar como Pedro por su casa. Además de comprar libros, también está la posibilidad de vender algunos o intercambiarlos. Eso la hace atractiva”, dice un hombre en la sección de novela estadounidense. En la sección de literatura latinoamericana hay un joven con tapabocas rojo leyendo algo de J.M. Coetzee. “Siento que no me ha gustado pero me tiene acorralado ya voy 20 páginas”, asegura. 

Después de visitar Merlín la primera vez, vale la pena tener en mente lo que uno está buscando y preguntarle a Célico dónde encontrarlo. También es el lugar perfecto para comprar esos libros que no se consiguen en ningún lado. Pero si no se tiene nada previsto, la librería también se puede recorrer como un museo, con la ventaja de que es posible tocar todos los objetos con tal de que los dejen en orden, como advierten algunos letreros. 

Desde el fondo de su escritorio donde se registran las compras, Célico, con un tapabocas blanco, el pelo negro, abultado y enmarañado, les pregunta a las pocas personas que aparecen qué quieren comprar. Si alguien quiere entrar, le abre la puerta de rejas negras. Hay alcohol en la entrada para el que quiera usarlo.

Una joven pregunta desde la entrada por Cortázar, que está agotado. De todos modos entra y dice que va a ver qué ha llegado de autores latinoamericanos. Célico anota en su cuaderno que debe buscar más libros de ese autor y le pide el nombre y el celular a la chica. “María Rojas”, responde. Ella cuenta que le gusta mucho ir a Merlín porque “es mágico”. También dice que en otras épocas Célico no estaba solo y que ahora solo ha visto a otro muchacho que le ayuda.

Un hombre con sudadera gris busca novelas negras. Hay una sección entera de eso. En realidad hay una sección casi para cada cosa que cualquier lector pueda imaginar. Literatura estadounidense, inglesa, alemana, rusa, francesa, latinoamericana, española. Libros en danés, en árabe, en chino, en húngaro, en portugués. Un salón entero para Colombia. Salas de movimientos sociales, guerras civiles y flagelos como la esclavitud. Estantes de música, separados también por géneros. Tangos, baladas, folklore, clásica. Escaparates de libros sobre arte o sobre esoterismo. Hay revistas y colecciones de albumes de los mundiales de fútbol y de periódicos que ya no circulan. El hombre elige siete títulos de autores como Alonso Cueto, Manuel Vázquez y Juan Madrid. 

Los estantes están señalados con cinta y marcador negro para ubicar a los lectores en la sección y están ordenados por orden alfabético. Como hay libros atiborrados por donde quiera que se mire, también hay cartones con nombres de los autores encima de las columnas que se apilan en el piso, en las escaleras o en algunas mesas. 

¿Cuáles serán las reliquias del lugar? ¿Las columnas de enciclopedias ilustradas de 1800 o los libros diminutos de poesía de bolsillo del siglo XVIII con tapas de cuero? La librería también parece un anticuario porque hay baules, teléfonos antiguos y máquinas de escribir empolvadas. Aparte de los libros, causan curiosidad los cuadros y las fotografías que decoran el lugar. Hay varias de Marilyn Monroe y hay una de una anciana con el ceño fruncido fumando un cigarrillo y una mirada muy potente. También hay un cartel de la película ‘Los girasoles del cielo’. ¿Cuál será la historia de las porcelanas diminutas o las esculturas que están en algunos cuartos? ¿A dónde dirige la puerta del cuarto piso que está cerrada? El último libro que se ve allí, al lado de unas escobas y unos trapos, es “Imágenes de Guerra”, de Robert Capa. 

Medios como El Espectador, El tiempo, Semana y Arcadia aseguran que Merlín fue fundada por dos amantes de la literatura, Célico Gómez, quien terminó literatura en la Javeriana y Eliana Jordán, quien estudió lenguas en la Central. Iniciaron haciendo trueques de libros y tenían solo el primer piso, pero después compraron los demás. En estos casi 20 años han recibido donaciones de libros diferentes lados y hoy tienen una de las librerías del viejo más imponentes de la ciudad. 

Quienes visitan el lugar con cierta frecuencia saben que antes de la pandemia se veía mucho más concurrida. Incluso iban varios turistas solo para ver lo impresionante que es esta librería. En este recorrido de dos horas solo aparecieron cinco personas y se escuchó que a Célico le hicieron dos pedidos por domicilio. 

A pesar de eso, Célico ni siquiera se atreve a recomendar libros a quienes les piden una sugerencia. “No, no recomiendo libros porque eso siempre sale mal. Que cada cual descubra lo que le gusta. Solo le recomiendo libros a los amigos”, dice. Pero cuando llegan lectores, los ubica o les ayuda a encontrar los que buscan. “Si va a entrar a la sección de cocina, le pido que tenga mucho cuidado. Hay gente que siempre se pega con el techo”, son algunas de sus sugerencias. La más conocida es “siga y piérdase”. 

La actitud de Célico muestra que para él los libros no son un negocio. Deja que los lectores hagan la cuenta cuando van a pagar. No verifica. Es como si le diera pena cobrar por los libros. “Son 103.000 por estos cuatro. Dos de Doris Lessing, uno de Carson McCullers y este de cocina”, le dice una. “Deme 100”, le responde mirando de reojo. Luego anota con diligencia los encargos. “Cuando los tenga, la llamo”, le dice el librero. Se despide abriendo la reja negra y haciendo una venia. 

*Merlín está ubicada en la carrera 8a # 15 - 70, en el centro de Bogotá. Mientras la cuarentena pasa, está abierta de 12 del día a 7 de la noche. Si desea pedir libros a domicilio, puede hacerlo llamando al 3115376516, al 7020778 o al 2844008. El costo de envío en la capital es de 5.000 pesos, en otros lugares “lo que cueste que llegue allá”.

[Fuentehttps://www.semana.com/cultura/articulo/libreria-merlin-del-centro-de-bogota-en-medio-de-la-pandemia-del-coronavirus/676088]


EL AÑO CIERRA CON LA FERIA POPULAR DEL LIBRO

El tradicional evento tendrá lugar en la Plazoleta del Rosario del 6 al 20 de diciembre.

Por: Omar Vasquez
Lunes, Diciembre 2, 2019 - 16:41



Este es un espacio en donde coexisten libros y actividades culturales literarias. La Alcaldía de Bogotá pretende acercar la lectura, los libros y la literatura a la población de la ciudad. Por una parte, en ella se puede encontrar una oferta de libros nuevos y usados -con precios más asequibles que los de las librerías tradicionales-, incluyendo el trueque de material bibliográfico entre los transeúntes, habitantes, profesionales, lectores, estudiantes y público en general.

De igual manera, se cuenta con una oferta cultural que abarca charlas y conversatorios con escritores, afiliación gratuita a la Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá – BibloRed, lectura en voz alta de poesía o de narrativa por parte de los escritores asistentes a las charlas, actividades de promoción de lectura con Libro al viento y la posibilidad de descargar virtualmente diferentes títulos de este programa de fomento a la lectura que durante más de doce años ha democratizado el acceso al libro para los bogotanos. Todo ello en el marco del Plan Distrital de Lectura 'Leer es volar' cuyo propósito es desarrollar e incentivar el gusto por la lectura desde la primera infancia y a lo largo de toda la vida, fortalecer las bibliotecas públicas y escolares, llevar el libro a otros espacios de la ciudad y conectar a Bogotá con la era digital.

Además de lo anterior, las ferias callejeras del libro son un evento tradicional de la ciudad cuya primera versión se remonta al año de 1936. Más tarde y a partir de la Alcaldía de Andrés Pastrana (1988-1990), se fue consolidando la tradición de realizar dos ferias al año, una en el Parque Santander y otra en la Plazoleta de El Rosario. De allí en adelante, los diferentes alcaldes de la ciudad han mantenido esta iniciativa ya sea con el préstamo de los espacios, carpas, estanterías, uniformes, tarimas y plantas decorativas o con la asesoría de profesionales para el montaje. Con este panorama en mente, es evidente que estos espacios no son solo culturales sino también tradicionales en la ciudad, razón por la que se considera importante seguir generando estos escenarios en los que la ciudadanía puede acceder de manera real a la cultura mediante la letra escrita y a través del acercamiento del público a autores y escritores, así como a programas distritales cuyo enfoque es la lectura, tales como Biblored y Libro al Viento.





Desde las entrañas de la piratería de libros

Cultura
27 Jul 2019 - 8:00 PM
Laura Camila Arévalo Domínguez / @lauracamilaad



Con motivo de la campaña que adelanta la Cámara Colombiana del Libro en contra de la piratería, El Espectador buscó a un vendedor de libros piratas en el centro de Bogotá. Un relato de los procesos y las razones que aún hacen de este flagelo una amenaza vigente.


Comparación entre la edición original del libro “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes” y su réplica.Daniel Aldana

“Hola, Juan Camilo. Ya voy para allá”, le dije al vendedor de libros piratas que quiso hablar conmigo sobre su negocio. Le aclaré muchas veces que era periodista y que su historia saldría en un periódico, así que creí que la información había quedado clara. “Listo, señorita. Cuando llegue al centro comercial Neos Moda me llama y yo la recojo. Pero tenga cuidado que el centro es muy, muy peligroso”, y me colgó. Finalmente, con ayuda de mi acompañante y su agilidad para ubicarse, pudimos llegar sin que tuviera que salir por nosotros.



Comparación entre el libro original "Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes", de la editorial Planeta, y una copia/ Cortesía.


Por estar pendiente de que nadie estuviera muy cerca de nuestras maletas y tratando de olvidar los comentarios del taxista que nos repitió mil veces que “en ese lugar todo el mundo está listo para robar al que dé papaya”, no entendí muy bien cómo fue que llegamos. Decidí obedecer y caminar rápido. El negocio de Juan Camilo Pérez* queda muy cerca de la estación de Transmilenio San Victorino. Su local está dentro de una estructura dividida por pasillos. Cuando entramos para buscar el número del suyo, tuvimos que meternos por algo parecido a un laberinto, que finalmente nos condujo a su voz. Me dijo que me ayudaba pero que no podía dejar de trabajar, así que a medida que respondía mis preguntas atendía a las personas que llegaban a preguntarle por títulos o a venderle textos que él siempre pagaba a 8.000 o 10.000 pesos, dependiendo del estado del libro o el autor. La interrupción más larga fue la de una señora que llegó preguntando por Relato de un asesino, de Mario Mendoza. Pérez le dijo que claro, que cómo no, que cuál quería: el de 20.000 o el de 10.000, y ella, sin pensarlo mucho, le respondió: “El más barato”. Un compañero de Pérez le entregó el libro forrado en plástico y le sugirió a la señora que lo revisara porque “esos libros a veces llegan incompletos, tienen páginas en blanco o están al revés”. Ella lo ojeó, preguntó por otro libro del mismo autor que costaba dos mil pesos más que el primero y se llevó dos ejemplares en 20.000 pesos. “Señora, disculpe, para quién compra esos libros”, le preguntamos. “Para la tarea de mi hijo que está en 11. Se lo pidió el profesor de castellano”, respondió.



La mayor parte de la mercancía que Pérez guarda en los estantes de su negocio es de libros de segunda. A pesar del ambiente azaroso de San Victorino, la gente va con sus libros originales y los vende o los cambia por otros títulos. También vende textos originales de editoriales que aceptaron venderle, como Pearson, Educar y McMillan. La ganancia de la venta de piratería es mínima: “Esos libros se deshacen: una postura y para la caneca. Son muy malos, pero la gente los elige por el precio. Además, aquí a veces llega la Fiscalía y se lleva todo para quemarlo. Es muy mal negocio”, dice, antes de responderme la pregunta que le hice sobre cómo se hacían esos libros: “Vea, señorita, aquí hablar de eso es muy difícil”.



Pérez tiene 28 años y comenzó a vender libros desde los 12, con su abuela, que ponía los títulos en un catre al frente del negocio que él hoy administra. Le pagaba 5.000 pesos diarios y él se dedicaba a “corretearse el centro” hasta encontrar el texto que pedía el cliente. Todo era pirata. “Es fácil: se compran unas resmas de papel, se mandan a hacer las carátulas en las tipografías, se imprimen al formato del original y se empieza a levantar: página uno, página dos, página tres, y listo, se empaca. Luego una máquina pega todo a la carátula que ya llega grafilada y derechito para el andén. El texto escolar es más complejo porque ese sí es un delito. La literatura vale huevo”.



Pérez estuvo en la cárcel durante cinco años por un “pedazo de cicla”. Lo metieron preso porque alguien lo involucró en el robo de una bicicleta que él “ni tocó”. Le pregunté cómo había hecho para soportar tanto tiempo encerrado por un delito que no cometió y me dijo “Me topé con La resistencia, de Sábato. Eso me salvó”, después de reiterarme que la Biblia y los libros lo han rescatado toda la vida. Fue el momento justo para preguntarle si no se había cuestionado por el sueldo de esos escritores que, como a él, les salvan la vida a tantos con su obra, a lo que me miró y me dijo: “Nahhh, señorita. Esa plata se la deja de ganar la editorial, no los escritores”. Le mencioné a los editores, correctores de estilo, diagramadores e ilustradores, y me lanzó una mirada reticente que después calmó diciendo que sí, que por eso ahora solo intenta vender libros de segunda.



El proceso para que un libro llegue a los estantes de venta del país es largo. Además de las personas que le mencioné a Pérez están los encargados de empacar, distribuir y promover el título de una persona que, después de años de lectura y escritura, publicó en una editorial como Planeta, Random House o Rey Naranjo, una empresa pequeña e independiente liderada por John Naranjo que, cada vez que ve un título de su sello en el andén, queda “devastado”. “Es una canallada. Nosotros somos una editorial pequeña que con un montón de esfuerzo compra los derechos, hace traducciones, diseña los libros y los vende. No tiene nada de romántico ni de revolucionario piratear libros. Para que las ganancias de las editoriales no se vean afectadas, el mercado tendría que ser más robusto, pero si la mitad se va a comprar pirata, dime cómo sobrevivimos nosotros”, dijo, después de enterarse de que uno de sus libros, Vivir sin reglas, de Ariel Levy, ya estaba en el centro. Se lo conté y después de unas preguntas ocasionales se quedó en silencio y dejó salir un suspiro desolador.



En 2019 las autoridades se han incautado de 69.515 libros como resultado de 55 operativos en ciudades como Bogotá, Bucaramanga, Medellín y Neiva. Las pérdidas generadas por la venta de libros piratas son de 198.000 millones de pesos anuales. En internet se removieron 3.675 libros piratas. Hubo un momento en el que Pérez salió del local a pedir un texto que no tenía pero que seguramente su vecina sí. Mientras esperaba, otros vendedores del lugar, después de escuchar la conversación que teníamos, me dijeron que la corrupción no solo se veía reflejada en la venta de libros piratas, sino en los operativos que hacía la Fiscalía. Según ellos, después de que los funcionarios se llevan los libros, regresan para volverlos a vender. Les pregunté si estaban seguros de que eran ellos mismos; les pedí pruebas. Al ver mi interés por sus comentarios, se asustaron. Lo último que me dijeron fue: “Eso sería clavarnos el cuchillo y aquí nadie le va a sostener eso”. Le pregunté a Pérez y me dijo que no, que de eso no sabía nada.



Adriana Ángel, directora de comunicaciones de la Cámara Colombiana del Libro, también habló conmigo sobre piratería y los comentarios de los vendedores, que ella, sin pensarlo, calificó de desfasados y falsos. “A los operativos siempre van peritos que supervisan la gestión y después de que los libros se confiscan se llevan a un lugar en el que son destruidos. Todo queda registrado en videos que se envían a las editoriales, los directos afectados”. Ángel, que actualmente lidera la promoción de la campaña “Apoyo a mis autores. Solo compro libros originales. No piratería”, cree que el aumento de estas compras y ventas se debe al desconocimiento de la cadena del libro que se ve afectada por estos hechos, pero, sobre todo, a que en Colombia no fuimos educados para respetar la propiedad intelectual. “Son creaciones de los autores que dejan de ganar dinero por estas ventas. Ese es su trabajo y merecen una retribución por ello. La Cámara Colombiana del Libro quiere apelar a la conciencia de los ciudadanos, que seguramente reciben un sueldo por una labor que desempeñan y que garantiza el abastecimiento de sus necesidades básicas. Un escritor también tiene que comer, y detrás del libro no solo está el escritor, sino toda una cadena de trabajadores que se ven muy afectados por estos hechos delictivos”.



Antes de irme del local hablé con Pérez sobre precios: ¿Cree que los libros originales en Colombia son caros? Debajo de una gorra azul y unas cejas pobladas se abrieron unos ojos que me miraron en forma de reclamo: “¿Caros, señorita?, ¡Carísimos! No ve que aquí vienen padres de familia que se ganan un mínimo. A los chinos les piden libros todo el año para una tarea y comprarlos originales es dejar de comprar lo del desayuno de esos pelados”. La misma pregunta me la contestó Ángel: “Los libros en Colombia no son caros. Hay para todos los bolsillos y las editoriales se han esforzado en sacar al mercado diferentes formatos que destruyan la excusa del dinero, que de hecho no es la primera para dejar de leer, según los estudios. Las personas no compran libros o compran textos piratas porque no saben dónde quedan las librerías o no encuentran el libro, pero la de los precios de los libros es una de las últimas”.


En un afán por tranquilizarme o reivindicarse, Pérez me dijo que tranquila, que en mi universidad podía decir que la “cosa no estaba tan negra” porque ahí ya no se vendía tanta piratería, sino libro de segunda. Cuando le volví a decir que lo que me había dicho iba para un periódico, me miró y se excusó diciendo que nunca vio cámaras ni micrófonos y que habló tranquilo por eso. Se tapó la boca haciendo un gesto de vergüenza o travesura. Me pidió discreción y luego me dijo que no, que mentira, que qué importaba si todo lo que había dicho era cierto.


Juan Camilo Pérez no siente remordimiento por los escritores ni por la cadena que produce el libro, porque está convencido de que las editoriales “ya ganan mucho”. Ángel se defiende diciendo que claro, que sí pierden, porque entre menos ventas, menos regalías para ellos, y menos tiraje de esos ejemplares que terminan vendiéndose a esos precios por la poca demanda de los libros.


¿Y Sábato, Juan Camilo? ¿No cree que mereció en su momento que le pagaran por eso que escribió y que a usted lo salvó?, le pregunté, tratando ahora de que pensara en justicia. Me miró y sonrió, con lo que intuí lo que no tuvo que decirme: él no entendía mucho de justicia después de haber pasado cinco años en la cárcel por un delito que no había cometido, y, aunque ese hecho no lo excusa, quedó claro que no se referiría más al tema.



El nombre del protagonista de este artículo fue cambiado para proteger su identidad*.





FERIA DEL LIBRO CALLEJERA 2019 | PLAZOLETA DEL ROSARIO BOGOTÁ

La feria callejera del Libro 2019 en la Plazoleta del Rosario Bogotá...

“Del 3 al 17 de junio se llevará a cabo una nueva edición de la Feria Popular del Libro en la Plazoleta del Rosario” 


Se confirma el regreso el proximo mes de junio (2019) de La Feria Popular del Libro de Bogotá, especial espacio en donde se encuentran libros actividades culturales literarias que tienen como objetivo acercar la lectura, los libros y la literatura a la ciudadanía, apoyada por la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte y la Alcaldía de Bogotá

Los visitantes en la presente versión de la feria del libro callejera del libro que se realizara en la Plazoleta del Rosario (Zona Centro de Bogotá frente a la estación Museo del Oro) del 3 al 17 de junio se encontraran principalmente con una variada oferta de LIBROS nuevos o usados a buen precio en diferentes puestos que se instalaran durante la feria, evento de entrada libre. 



Adicionalmente a una oferta cultural que incluye promoción de lectura con LIBRO AL VIENTO, LECTURAS EN VOZ ALTA, CUENTERÍA Y POESÍA. La Red Distrital de Bibliotecas Públicas de Bogotá BIBLORED se hará presente con un punto de afiliación y diversas actividades de promoción de lectura para todos los públicos. 



ALGO DE HISTORIA… Las ferias populares callejeras del libro son una tradición de la ciudad cuya primera versión se remonta al año de 1936. Más tarde y a partir de la Alcaldía de Andrés Pastrana (1988-1990), se fue consolidando la tradición de realizar 2 ferias al año, una en el Parque Santander y otra en la Plazoleta del Rosario. De allí en adelante, los diversos alcaldes de la ciudad manteniendo esta iniciativa ya sea con el préstamo de los espacios y el desarrollo de actividades culturales. Con este panorama en mente, es evidente que estos espacios no son solo culturales sino también historicos en Bogotá..




Vuelve la feria del libro a la Plazoleta del Rosario


Este lunes 18 de junio, a las 12 del día, se abrirá oficialmente la Feria del Libro Callejera que, con el apoyo de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte, se llevará a cabo hasta el primero de julio en la Plazoleta del Rosario.
En esta Feria, el público podrá encontrar libros usados a buen precio y una oferta cultural que incluye promoción de lectura con Libro al Viento, afiliación a Biblored y charlas con escritores.
Las ferias callejeras del libro son un evento tradicional de la ciudad cuya primera versión se remonta al año de 1936. Más tarde y a partir de la Alcaldía de Andrés Pastrana (1988-1990), se fue consolidando la tradición de realizar dos ferias al año, una en el Parque Santander y otra en la Plazoleta del Rosario. De allí en adelante, los diferentes alcaldes de la ciudad han mantenido esta iniciativa ya sea con el préstamo de los espacios y el desarrollo de actividades culturales. Con este panorama en mente, es evidente que estos espacios no son solo culturales sino también tradicionales en la ciudad, razón por la que se considera importante seguir generando estos escenarios en los que la ciudadanía puede acceder de manera real a la cultura mediante la letra escrita y a través del acercamiento del público a autores y escritores.



Hecho por un cineasta y una arquitecta, este es un libro de arquitectura que parece más el guión de una película. De una forma muy especial nos cuenta la vida y la obra de Rafael, un importante arquitecto de Bucaramanga que se especializó en edificios educativos, pero que también fue actor de teatro y de cine, y sobretodo profesor.  Durante casi 20 años, sus autores (uno de ellos es su hijo) se dedicaron a hacer entrevistas con personas que lo conocieron y trabajaron o convivieron con él: Camila Loboguerrero, Hernán Díaz, Silvia Arango, Daniel Bermúdez, o Luz Amorocho, por mencionar algunos, gentes que a su vez, ellos mismos, son personajes principales del arte en Colombia. Estos testimonios los iban editando y fueron armando una maqueta con papel mantequilla y tapas de cartón, en la que pegaban fotos, dibujos y planos, y con la que a su vez hacían más entrevistas. Era un dispositivo para despertar la memoria de sus entrevistados, una investigación que se fue convirtiendo en libro. Lleno de momentos de ternura o de tristeza, y de mucho sentido del humor, nos presenta un personaje con una enorme vitalidad y así mismo un grupo de amigos, un barrio y una generación, una historia de la arquitectura en Colombia. En 2016 la Universidad Nacional recibe en su acerbo el archivo completo de Maldonado y 2 años después de un arduo trabajo de edición, en su colección Apuntes Maestros, publica esta pequeña joya tan única y especial: una obra de arte de la que mucho se aprende y más se disfruta.




El reto: lea un libro por mes y no muera en el intento

Publicado en el colombiano - POR MÓNICA QUINTERO RESTREPO | PUBLICADO EL 20 DE ENERO DE 2018

El libro está en la mesa de noche, esperando desde el año pasado que lo abran, pero todavía permanece cerrado. A veces le ponen un vaso encima, pero no más. A veces le ponen otro libro de compañía, al que también olvidan.
No siempre empezar a leer cuando inicia el año, sobre todo para alguien no tan aficionado, es fácil.
Según El libro y la lectura en Colombia, trabajo de la Cámara Colombiana del Libro, la población en general de Colombia, según datos del Cerlalc 2016, es de 2 libros leídos al año. Aunque eso sube a 4.3 si se mira entre quienes se definen como lectores de libros. Todavía muy por debajo de países como México, quien en la medición de 2015 reportó una cifra de 5.3 textos leídos por habitantes en general. Los resultados de los dos países parten de encuestas a mayores de 12 años.
Muchos, seguro, lo pusieron en uno de sus deseos del 31 de diciembre: leer más en este 2018. De ahí que por estos días en redes sociales propongan muchos retos de lectura, que un libro para enero y otro para septiembre, que 30 páginas diarias o que por lo menos un párrafo mínimo antes de dormir.
Retarse es un primer paso. Para Patricia Ospina, jefe del Centro Cultural Biblioteca Luis Echavarría Villegas de la Universidad Eafit, funciona como motivación y, para que dure, su consejo es leer algo que le guste, sin ponerse límites. No se imponga temas que para nada le interesan, porque se va a aburrir pronto. El placer, añade, es fundamental. No es leer por leer.
Tampoco tiene que limitarlo a la literatura. Si su gusto es la economía, por ahí está la temática que debe explorar. Porque hay muchas formas de leer que valen la pena, explica Andrés Delgado, gestor de lectura y escritor.
Por eso no todos los retos funcionan en general. Si le encantan los espías, busque por ese lado. Si le gustan más las noticias, inicie con una suscripción a un periódico o a una revista.
Yamily Ocampo, directora de proyectos de la Fundación Ratón de Biblioteca, está convencida de que ahora hay más lectores que en cualquier otro tiempo: en internet sí que pasa, añade. Son otras formas.
¿Y cómo empezar?
Los retos son según la edad. A los niños, precisa Yamily, póngalos a descubrir cosas dentro de los textos: avanza hasta cuando se encuentre con el personaje malvado.
Para los adultos, funcionan los desafíos que implican autores o géneros: en tres meses conocer las conexiones entre los cuentos de Cortázar o dedicarse solo a la ciencia ficción.
El número de páginas puede ser otra idea, pero no de cualquier manera. Patricia señala que debe ser según la capacidad individual. Si nunca ha leído una obra de 1.000 páginas, empiece con pocas por día, treinta pueden ser mucho, y se va a cansar.
Vaya a internet a revisar qué han hecho otros, eso sí, tome esas opciones y adáptelas a sus necesidades. También busque el formato para usted: no tiene que ser el objeto, puedo leer en digital. ¿Qué tal ensayar con un e-reader? Le sirve hasta para practicar inglés, porque si tiene dudas con una palabra, usa el diccionario que trae el dispositivo sin interrumpir.
Los libros, cuál escoger
Hacer listas de lectura lo ayuda a organizarse. Es trazarse un mapa. Andrés cree que cuando se termina un libro muy bueno, es casi como una tusa literaria, y querer seguir con otro no es fácil. Saber que hay otro título esperando ayuda.
Además, sigue él, el desorden hace que se tome cualquier texto, no le llame la atención, se aburra y quede pensando que no le gusta leer.
Para elegir, piense en sus gustos. Si prefiere la literatura juvenil, porque se leyó hace días Bajo la misma estrella, de John Green, siga descubriendo otros títulos del autor, o explore similares como Las ventajas de ser invisible de Stephen Chbosky o Siempre el mismo día de David Nicholls.
Ensaye las recomendaciones en los suplementos literarios o, si es más tecnológico, encuentre blogs o youtubers que trabajen sus intereses y pueda confiar en ellos, recomienda el escritor. Un amigo está perfecto.
Por supuesto, irse a la biblioteca a conversar con el gestor de lectura le va a ayudar mucho, porque le hará un diagnóstico para que se encuentre en las letras.
Haga que los retos sean de verdad, valga la palabra, retadores, que lo motiven a seguir, y que a su vez sean alcanzables. Si no es un lector de muchas páginas, ¿qué tal varios libros cortos? Sugerencias: El llano en Llamas de Juan RulfoEl teniente Gustl de Arthur Schnitzler, o La corriente, el primer libro de Juliana Restrepo.
Si apenas empieza con eso de leer, no se vaya de una a Madame Bovary de Gustave Flaubert o El lobo estepario de Hermann Hesse. Ni siquiera El Túnel de Ernesto Sábato. Tómese su ritmo.
Otra buena idea es que el reto no sea en solitario. Busque un grupo o otros amigos para que compartan lecturas, sin competir, solo por placer.
Por supuesto, recuerde que hay un derecho: si no le gustó, abandone eso que anda leyendo y consiga algo más. No es pecado. No importa, señala Andrés, si apenas lleva 20 páginas. Si lo martiriza, ya le dio la oportunidad. Déjelo ir para que llegue más rápido a otro.
Elsa Vásquez, coordinadora del grupo literario Letras, recuerda los Derechos del lector del escritor francés Daniel Penac: a no leer, saltarse páginas, no terminar un libro, releer, leer cualquier cosa, leer lo que me gusta, leer en cualquier parte, picotear, leer el voz alta, guardar silencio.
“Yo añadiría el de leer cuando quiera, porque no siempre se está de humor para enfrentarse a un libro, y el texto, como nos enseñó el filósofo Roland Barthes, va más allá del mero escrito, así que puedo estar de humor para leer una película o un disco o una serie en Netflix o simplemente sentarme a ver la vida pasar, que también es leer los gestos, los rumores, los colores”.
Si quiere leer, lea. Déjese llevar por esas letras, disfrutándolas. Porque si eso pasa, va a descubrir que ha dejado de estar en su sofá y anda habitando otras vidas y otros mundos.
Este es el reto que le proponemos nosotros, por si quiere un empujón para iniciar. Solo eso, porque las listas siempre son injustas. Un libro para cada mes, según lo que pase en sus días.

Libromanía en Panamericana - 2017




Comprando productos de las marcas patrocinadoras, recibe un cupón de $10.000 para la compra de un libro de igual o mayor valor a $25.000 de las editoriales patrocinadoras.

Vigencia: del 2 de septiembre al 1 de octubre de 2017

Vuelve la feria del libro a la Plazoleta del Rosario


Hasta el próximo 12 de julio se realiza en la Plazoleta del Rosario la tradicional Feria callejera del libro, que impulsa la Alcaldía Mayor de Bogotá, por intermedio de la gerencia de Literatura del Instituto Distrital de las Artes (Idartes), con el fin de acercar los libros a la ciudadanía y promover la lectura en la capital.
En este espacio, los aficionados a la lectura podrán encontrar una gran variedad de libros, nuevos y de segunda, a los mejores precios. Adicionalmente, se realizarán actividades culturales y de promoción de lectura, encuentros con autores, talleres artísticos y la posibilidad de afiliarse a la Red Distrital de Bibliotecas Públicas (Biblored). Este viernes 30 de junio, entre las 4 y las 6 de la tarde, el escritor José Luis Díaz Granados realizará una lectura de poemas.


La Filbo se toma Bogotá - Feria del Libro 2017


Todo está listo para dar inicio a la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo) 2017, que se inaugurará el próximo 25 de abril en Corferias con Francia como invitado especial y que gracias a la vinculación de la Alcaldía Mayor de Bogotá se extenderá por 13 localidades de la ciudad. 



Durante el evento de lanzamiento, las secretarias distritales de Educación, María Victoria Angulo, y de Cultura, Recreación y Deporte, María Claudia López, resaltaron el compromiso del Alcalde Mayor Enrique Peñalosa con los jóvenes lectores, su propósito de mantener al distrito como el principal patrocinador de la Feria e intensificar los planes para mejorar los índices de lectura, ampliar la cobertura de las bibliotecas escolares, la red de espacios de lectura no convencionales como los Paraderos Paralibros Paraparques (PPP), las bibloestaciones y los puntos de lectura en parques y plazas de mercado durante los próximos tres años.



“Desde el año pasado el alcalde Enrique Peñalosa ha apostado por hacer de Bogotá una ciudad lectora, y es así como nos tomamos la Feria del Libro con el Plan Distrital de Lectura y Escritura Leer es volar”, explicó la Secretaria de Cultura, María Claudia López. 



Gracias al apoyo de la administración distrital, la Feria no solo es el escenario perfecto para el impulso de la industria literaria, con más de 20 mil millones de pesos en ventas, según cifras de 2016, y una gran vitrina para dar a conocer la producción nacional en el extranjero, sino que ahora brinda la oportunidad de que miles de personas en toda la ciudad, que no tienen la posibilidad de ingresar al recinto ferial, puedan compartir con escritores, editores, libreros, ilustradores y artistas de diferentes partes del mundo.



Filbo en la ciudad



Este año, la Feria Internacional del Libro se extenderá por toda la ciudad, gracias al apoyo de la Alcaldía de Bogotá. “Filbo en la ciudad” tendrá más de 80 eventos en bibliotecas públicas, centros comunitarios, centros locales de formación artística, plazas de mercado, librerías, universidades y colegios distritales, donde se realizarán eventos, talleres y presentaciones con muchos de los autores más importantes de la Feria.



Durante los días de Filbo, destacados escritores, ilustradores, editores y periodistas se encontrarán con el público en escenarios como los auditorios de las Bibliotecas Mayores (Gabriel García Márquez, Virgilio Barco, Manuel Zapata Olivella y Julio Mario Santo Domingo) y en las bibliotecas públicas de Servitá, Venecia, Carlos E. Restrepo (en la localidad de Antonio Nariño), Puente Aranda, La Victoria, Lago Timiza (en Kennedy), La Peña (localidad de Santa Fe), Las Ferias, Bosa, el Perdomo, entre otras.



Allí, los bogotanos podrán interactuar con personajes como el ilustrador argentino Daniel Rabanal, la escritora chilena Alejandra Constamagna, el fotógrafo argentino Daniel Mordzinski, el escritor alemán de literatura infantil Boris Pfeiffer, la traductora y periodista italiana Marina Colasanti, entre otros. Además, se realizará un taller de ilustración, con el dibujante y animador francés Didier Poli (quien trabajó en el departamento de animación de las películas de Disney ‘The emperors new groove’ y ‘Tarzán’) y un concierto de Chris Mosquera y la agrupación Lado Sur.



Un mundo interactivo



Al interior del recinto ferial, la Alcaldía de Bogotá contará con una gigantesca carpa de 600 metros cuadrados, en la cual los visitantes no solo podrán enterarse de los diferentes servicios que ofrece el Plan Distrital de Lectura y Escritura, sino también acceder a los servicios de la Red de Bibliotecas Públicas de Bogotá (Biblored), conocer los casi 80 puntos de lectura no convencionales que están distribuidos por toda la ciudad y acceder a los textos de la colección Libro al viento.



Adicionalmente, la carpa contará con una atractiva selección de recursos interactivos, que darán a conocer los grandes proyectos de ciudad, las apuestas en materia de lectura y educación y temas interesantes como cultura ciudadana, ofertas literarias y hasta cómo se lee a la ciudad, todo enmarcado en una estética basada en los cómics y las novelas gráficas que seguramente será de interés para los públicos más jóvenes.



Pensando en ellos, se desarrollarán en el interior de la carpa talleres de promoción de lectura, actividades educativas, lecturas en voz alta, juegos virtuales y una gran variedad de actividades, incluyendo la posibilidad de acceder a la réplica de una biblioteca público-escolar, donde los visitantes podrán consultar libros e inscribirse a los servicios de Biblored.



RECUERDE: La gran mayoría de los eventos de Filbo en la ciudad serán de carácter gratuito hasta completar el aforo, por lo que se recomienda llegar temprano. Para mayor información consulte nuestra página web.





Dizque se iba a morir…
Por: Armando Montenegro - 11 Feb 2017 - 9:00 PM

Durante varios años se vaticinó la desaparición del libro impreso. Se predijo que con el avance del libro digital, los textos en papel sufrirían la misma suerte de los CD y las cintas de las películas. Y por algún tiempo las cifras respaldaron estas predicciones. El explosivo crecimiento de las ventas de libros digitales parecía indicar que todo era cuestión de tiempo. El cierre de librerías emblemáticas como Borders, las dificultades de Barnes and Noble y la clausura de miles de tiendas de libros en todo el mundo parecían señales contundentes de la muerte gradual del texto en papel.
En Colombia, aún sin una penetración significativa del libro digital, se cerraron conocidas librerías y también se pronosticó que la circulación de los impresos se marchitaría en poco tiempo.
De pronto, en los últimos dos años renació el libro en papel y se estancaron las ventas de los digitales, según las estadísticas de Estados Unidos e Inglaterra. El mismo Amazon ha anunciado que se dispone a abrir decenas de tiendas de libros físicos en todo Estados Unidos. Varias librerías que sobrevivieron el primer embate de los libros digitales hoy registran buenos volúmenes de ventas y han nacido muchas otras, independientes, frescas, con locales que pagan menores arriendos, que ofrecen café, música y atractivas facilidades para los usuarios.
Numerosos analistas piensan que este renacimiento se debe a que las experiencias y los distintos servicios proporcionados por el libro impreso no pueden reemplazarse con los digitales. Otros señalan que hay también razones económicas. Según John Grapper, en el Financial Times, por ejemplo, se ha producido un cambio en los precios relativos entre digitales e impresos. Al comienzo de la revolución digital, Amazon hizo que los digitales fueran bastante más baratos, incluso que los libros de pasta dura, lo que le dio un gran impulso al mercado digital. Ahora, según Grapper, la situación se ha invertido. El precio de los digitales ha subido y ha aumentado el atractivo económico de los impresos. Después de tener la mayor tajada del mercado digital, según él, Amazon ahora quiere aumentar en forma agresiva su participación en los textos en papel.
En Colombia también se observa un renovado dinamismo de las librerías. El símbolo de esta tendencia es la apertura del nuevo local de la Librería Lerner del norte, moderno y cómodo, con servicio de café, más de 200.000 títulos y una gran librera que conoce y aconseja a sus clientes. Otro hito es la sede de Tornamesa en la zona G, con un gran surtido, cómics, libros gráficos, café, música y venta de vinos. Wilborada, creada hace pocos años, y la persistencia combativa de librerías más tradicionales, como la Nacional, ArteLetra y muchas otras, nos hace pensar que el texto impreso está vivo y coleando en nuestro medio.
La otra manifestación de esta bonanza librera es la aparición de numerosos editores independientes y alternativos, con gran calidad, nuevos autores y reediciones de libros agotados, novelas gráficas y otras novedades, que compiten con las grandes empresas editoriales.
No podemos saber si este es solo un round que ha ganado el libro impreso en su larga lucha contra el digital. Mientras sepamos el desenlace definitivo, aprovechemos y disfrutemos del texto en papel, las librerías, sus variedades, su ambiente y su mundo singular.
[Fuente: 
http://www.elespectador.com/opinion/dizque-se-iba-morir-columna-679409]

Lanzamiento del libro "bogotálogo II" de Andrés Ospina


El "bogotálogo II" estará disponible en las librerías colombianas a partir de las semanas finales de diciembre de 2016 y será lanzado oficialmente el jueves 15 de ese mismo mes en las instalaciones del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (Cra. 4 No. 10-18 – La Candelaria) a las 4 P.M. con una conversación entre el autor y el periodista Juan Pablo Calvás. Ese día se ofrecerán ejemplares a precio especial y se obsequiarán algunos mediante concurso. La entrada es libre.


Festival de librerías en El Tunal



Libromanía en Panamericana - 2016

Comprando productos de las marcas patrocinadoras, recibe un descuento de $10.000 para la compra de un libro de igual o mayor valor a $30.000 en la misma transacción.
Vigencia: del 20 de agosto al 18 de septiembre de 2016


Segunda Miniferia del Libro en Bogotá - 10 de Julio de 2016



Segunda Miniferia Libro Bogotá - Venta de Boletos


Feria Callejera del Libro en el Parque Santander






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