lunes, 24 de febrero de 2025

36 horas de chistes - Record Mundial Guiness - José Ordóñez

 

SINOPSIS:

COLOMBIA: UNA SONRISA RÉCORD DE 36 HORAS

Pre-pre-pre-pre-preeeegunntaaaaaaa! cuántos tintos tomó José Ordóñez para batir su propio récord mundial de contar chistes en radio, que estaba en 26 horas?

Redacción El Tiempo - 30 de diciembre 1994, 12:00 A.M. Actualizado:30.12.1994 00:00

Al cierre de esta edición estaba a punto de completar las 36 horas que se había propuesto, al frente de un micrófono en la emisora Radioactiva de la cadena Caracol.

La hazaña de Ordóñez se convirtió en todo un suceso nacional debido a que acaparó la sintonía de la radio nacional como no se veía desde hace mucho tiempo. Casi todos los radios de buses, busetas, colectivos, cafeterías, cárceles, bares y equipos de sonido particulares se sintonizaron con la propuesta humorística de Ordóñez.

La maratón del humor, como la bautizaron en la radio, fue transmitida por cerca de medio centenar de emisoras de todo el país, y por Caracol de Miami y la Radio Nacional de España.

Para su jornada Ordóñez preparó cerca de 8.000 chistes de los cuales se estima que contó 5.000. La maratón comenzó a las 10 de la mañana del miércoles pasado.

Rara vez el país se paraliza para reír, sin embargo, esta vez el turno fue para el humor.

Desde el pasado miércoles a partir de las 10 de la mañana y hasta ayer a las 10 de la noche, el humorista santandereano José Ordóñez, a través de la emisora Radioactiva de Bogotá, tuvo en vilo al país entero a punta de chistes, al tiempo que batió su propio récord con una hazaña cómica que se llamó La maratón del humor.

Durante 36 horas Ordóñez contó con el apoyo y la audiencia del país entero, gracias al enlace que la emisora Radioactiva hizo con varias estaciones nacionales, así como las internacionales Caracol Miami y la Radio Nacional de España.

El bumangués tuvo apenas tres minutos de descanso por cada una de las horas que contó chistes, en las que tomaba sus alimentos de manera desordenada. Una picada, un agua mineral, una lasagna, unas papas, un jugo, etc.

Todo el repertorio que Ordóñez contó, lo recopiló a lo largo de su carrera como humorista. Mis chistes vienen de donde hay chistes. Ahora aspiro a superar este chiste en Miami donde pienso hacerlo durante cuarenta horas.

Durante toda la transmisión el humorista recibió mensajes de felicitación de todas partes del país como prueba irrefutable de una sintonía que hacía mucho tiempo no se registraba.

Se escuchó en cada hogar, en la esquina, en la oficina, en el bus, en el carro, en la tienda, en la cárcel, en el bar, en el baño, ¡en todo Colombia!

Y con razón, Ordóñez tuvo repertorio humorístico para todo el país: siguió atentamente su listado de chistes sobre pastusos, boyacenses, costeños, paisas, niños, ingenuos y locas. Su lista constó de 7 mil chistes, pero él calculó que alcanzó a contar casi 5 mil.

A su vez, los faxes de apoyo no dieron abasto en su mesa de trabajo y, por lo mismo, los leyó en algunos intermedios para todo el país. José: estamos contigo, Espero que me mandes un chiste autografiado..., tu apoyo humorístico y el apoyo etílico me han hecho pasar una estupenda noche..., fueron, entre muchos otros, los mensajes que figuras nacionales y la gente en general, le enviaron a Ordóñez.

Pero también este cuentista contó con el apoyo de la gente de la emisora en la cabina.

Al tiempo que en la primera noche se subía el tono de los cuentos, sus compañeros, operadores, coordinadores y uno que otro colado, lo alentaron constantemente con sus palmas y también algún traguito que le llevó un taxista.

Al segundo día el humorista despertó a los colombianos con más sonrisas. Cuando el reloj marcó las 10 de la mañana, Ordóñez completó las 24 horas y a las 12 del día llegó a las 26 horas, la misma marca de su récord anterior el cual había impuesto en mayo en Uruguay.

La sintonía aumentó ostensiblemente en las últimas horas. Cuando fueron las diez de la noche, agotado, pero aún con mucha chispa, Ordóñez sonrió y respiró tranquilo, al tiempo que la cabina se inundó de gente que lo felicitó, lo abrazó y lo besó.

Fue simplemente un divertido cuento de 36 horas que hoy ya hace parte de nuestra simpática historia.

[Fuente: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-270035]

Historias de un Pobre Gallinazo - Juan Carlos Díez

 

SINOPSIS:

Historias de un Pobre Gallinazo es, en esencia, una cautivante narración que combina magistralmente dos de los más exigentes géneros literarios: el humor y el erotismo. Con una prosa desenmarañada y divertida, vibrante y azul, el autor nos incita desde la primera frase a viajar por las pasiones, por los recuerdos, por el alma misma del protagonista, de un hombre que, muy a su pesar, "no ha querido como ha querido", de un personaje que, a la orilla de sus cuarenta años, ha llegado a la plena conciencia de sus soledades y, quizá, a la raíz de sus muchos desencantos. Juan Bernardo Montoya consigue, aunque no siempre, "solazarse con sus propias desgracias vistas en retro", y lo hace de la mejor manera posible, transformando sus monólogos - su hondo sentir - en extensos diálogos, en graciosas y chispeantes charlas con dos de sus mejores amigos. Esta última característica, valga señalarlo, es uno de los logros más sobresalientes de la novela.

Historias de un Pobre Gallinazo es un relato actual, tan actual que nos interroga y nos desafía en un pasaje que es, de por sí, un poderoso ensayo, una penetrante y bien fundada visión de la sociedad colombiana del transmilenio. Varios personajes, con mayor o menor fuerza, fustigan y deshacen los sofismas y los enmascaramientos que hemos acogido como verdades a lo largo de varias décadas. Es finalmente, un fascinante acopio de episodios que, en su mayoría, tienen lugar en Medellín, en la que fuera y en la que es.

Sin duda este trabajo novelístico posee suficientes méritos para que su autor, Juan Carlos Díez, se sume a los escritores jóvenes que aspiran a ascender a lo más alto de las grandes letras colombianas.

[Fuente: contraportada libro impreso]

Se habla Colombiano 2 - Leonardo Quevedo Rincón "Lequerín"

SINOPSIS:

SE HABLA COLOMBIANO 2  sigue explorando el humor llegando al punto de la paranoia. Porque vivir en  Colombia es de por sí un acto heroico, donde la gente sobrevive aun así con alegría. LEQUERIN (Leonardo Quevedo Rincón) presenta en este tomo nuevas facetas de nuestra idiosincrasia:

· Las respuestas de las reinas, un enigma que solo expertos pueden resolver.

· El desespero que implica solicitar un documento en las múltiples oficinas paquidérmicas de nuestro hermoso país.

· Los sufrimientos del Pobre Senadorcito en lenguaje de rima.

Algunas  vivencias que son comunes en todos los colombianos como soportar la pitadera obsesiva de los conductores en nuestras ciudades, la vieja costumbre de dar regalos,  el típico hombre o mujer disfrazado de estatua: ¿sabemos lo que está pensando?,  las cosas que tratamos de aprender en el colegio, y continúa la saga de vivencias al interior de un baño, en este caso los públicos.

LEQUERÍN también narra la vez que tuvo que rescatar a una chica en una casa y también cuando tuvo que confrontar a un individuo cuasi neurótico obsesionado con su maletín.

La idea es relajarse, disfrutar las historias una a una, bajarle al estrés y reírse un rato. A veces la vida no que hay tomársela tan en serio, sino aprender a verla desde un punto de vista diferente y ameno.

Leonardo Quevedo Rincón "Lequerín"

[Fuente: https://sehablacolombiano.blogspot.com/2014/07/libro-se-habla-colombiano-2-el.html]

lunes, 27 de enero de 2025

Los mejores chistes verdes - Jocundo Lozano

 

SINOPSIS:

JOCUNDO LOZANO

Pocos datos se conocen de este chismólogo y chistólogo, pues él mismo reconoce que no recuerda muy bien cuándo nació porque entonces estaba muy chiquito y no sabía interpretar el calendario y el reloj. Lo que si recuerda es que algunos años después se hizo muy popular en la escuela por la interminable lista de malas notas en todas las materias, aunque la señorita Pepa, una de sus abnegadas maestras, manifestó que el precoz Jocundito antes de aprender a escribir papá y mamá, ya sabía de memoria la grafía de todas las palabrotas de la lengua española.

Así creció Lozano, como pudo, sobrellevando la mala fortuna de meter la pata en piñatas, visitas y posteriormente en fiestas de quinceañeras, grados, matrimonios y hasta en ceremonias de Viernes Santos.

Gracias a sus proverbiales simpatía y torpeza, es Doctor Honoris Causa en mamagallística, grosería, burléstica, impertinencia y bromistología, títulos que le han sido otorgados por las universidades de Jajaxford y Cacajarvard.

En el momento se encuentra preparando el siguiente libro de esta colección.

Otros títulos de Jocundo Lozano son: Los mejores chistes de borrachos, Los mejores chistes de Juanito, Los mejores chistes de pastusos, Los mejores chistes sexistas, Los mejores chistes de políticos, Los mejores chistes de sotanas y Los mejores chistes de animales.

[Fuente: solapas interiores del libro impreso]

El gran fracaso de la Fiscalía: 192 Niños Asesinados - Captura y confesión de Garavito: "la Bestia" - Mauricio Aranguren Molina

 

SINOPSIS:

El 21 de abril de 1999 en Villavicencio, Colombia, el Cabo de la Policía PEDRO BABATIVA, por iniciativa propia, detuvo a un presunto violador de niños. Solo tres meses después, la fiscalía se enteró que era LUIS ALFREDO GARAVITO CUBILLOS, el violador de 200 niños entre 1980 y 1992 y que, a partir de aquel año asesinó a otros 192 niños en Colombia y Ecuador. 19 años de crímenes.

Esta es su historia, su ruta asesina, sus ritos macabros y el aterrado grito de justicia de sus padres. Es una narración dramática y magistral de MAURICIO ARANGUREN, quien estudio 4500 folios de los procesos, decenas de periódicos, libros y entrevisto al asesino, a fiscales, investigadores y a los testigos en 12 ciudades.

Este libro revela la ineficacia investigativa y el GRAN FRACASO DE LA FISCALÍA GENERAL DE COLOMBIA.

[Fuente: contraportada libro impreso]

Los clásicos según Fontanarrosa -Roberto Fontanarrosa

 

SINOPSIS:

Los clásicos con humor

Teatro y cine, melodrama y radio, historieta y literatura... Cultura de las trasposiciones, vienen llamando semiólogos y estudiosos de la comunicación a esa deriva interminable en la que textos, medios y lenguajes intercambian reglas, espacios y retóricas, sufren mutaciones, reversiones y reescrituras, son citados, aludidos, misturados. Estos cruces siempre han acontecido de alguna manera, pero no con la virulencia y la riqueza con que se producen desde el siglo veinte a esta parte, bajo el influjo creciente de los medios masivos de comunicación.

“Los clásicos según Fontanarrosa”, una serie de historietas que parodian textos canónicos, es sin duda un producto representativo de esta cultura. Publicado en formato libro en 1999, la obra reúne trabajos aparecidos en la mítica revista Satiricón.

Según declaraciones del mismo autor, su trabajo sobre los clásicos no surgió por la presión que ciertas lecturas eruditas pudieran haber ejercido sobre un historietista profesional. Fontanarrosa intuyó que en los clásicos había un filón para explotar humorísticamente y por ello se abocó a la lectura de las adaptaciones infantiles de Billiken, al tiempo que recordaba sus tempranas lecturas de la colección Robin Hood o la escucha de algún radioteatro basado en un clásico literario. Sus versiones, en cierto sentido, se acoplarían así a una larga cadena de traiciones. Si se atiende a su etimología, la voz “parodia” sería algo así como cantar de lado, en falsete. En ese sentido, las parodias de Fontanarrosa estarían cantando con otra voz, en otro tono, las melodías clásicas. Un suerte de enunciación deforme, un contracanto apoyado en un pentagrama que hace de modelo pero al que no se quiere o no se puede, por cierta fatalidad existencial —la de ser un provinciano formado en la lectura de historietas y colecciones infantiles, por ejemplo—, serle fiel. Sin embargo, no por esto la transformación a la que se someten los textos cae en lo satírico.

En un trabajo sobre “la narración del humor” en la literatura argentina, el escritor Pablo De Santis señala que la convivencia con el modelo que supone la parodia en Fontanarrosa “es una acto de amor con respecto de aquello que es parodiado”, “un rescate, una salvación”. Si es cierto que todo chiste tiene que ver con una verdad, en la contratapa de “Los clásicos” el rosarino agradece la colaboración de aquellos autores “sin cuya inestimable, invalorable e involuntaria ayuda, no hubiese sido posible esta obra”. La factura del libro exhibe procedimientos que han sido explotados con solvencia en sus creaciones de más largo aliento, como “Inodoro” o “Boggie”. Su humor es preferentemente literario, esto es, muchas veces puede prescindirse de las imágenes —exceptuando “Pabis, Gurus, Laxos & Praxis” y “Moby Dick”, donde el dibujo gana expresividad— sin que el efecto cómico se deteriore o debilite. Fontanarrosa es harto sensible a los giros coloquiales, a los clichés, a las jergas, a los refranes, para viciar, viñeta a viñeta, el aire sagrado o solemne que pudiera desprenderse auráticamente de algunas de las historias de origen, que a veces parecen meros trampolines para lanzarse al disparate verbal. Para ello, suele asimilar rasgos de estilo —como las paráfrasis y las adjetivaciones en “La Ilíada” y en “La Odisea”, el hipérbaton y la aliteración en “Otelo”— para deformar los argumentos a través de referencias a la canción popular, las prácticas y costumbres nativas, los sucesos de la actualidad, los productos de consumo masivo. Esa relación desprejuiciada con la literatura que siempre exhibió Fontanarrosa desdice hasta cierto punto la invitación que recibiera por parte de la Real Academia Española o el mismo énfasis con que durante varias décadas algunos estudiosos —en un impulso populista o iluminista, según el caso— intentaron dotar a la historieta de rango literario, aseverando que se trataba de una “literatura marginal”, o de esteticidad alta, llamándolo “noveno arte”, cuando en realidad se trataba de un modo relativamente nuevo, masivo y artesanal a un tiempo, de contar historias con imágenes y palabras, en algunos casos, rebosantes de humor.

Publicado en "Señales", La Capital, 29/7/07 Diego Colomba

[Fuente: https://lasdelenguadelnacio.blogspot.com/2011/03/los-clasicos-segun-fontanarrosa.html]