SINOPSIS:
No resulta fácil escribir de humor en un medio tan
convulsionado como el nuestro, pero cuando se consigue se torna en una de las
tantas paradojas de un país que gusta de reír por fuera así esté llorando por
dentro.
Y es que ese sentido del humor del colombiano,
capaz de burlarse de sí mismo y de hacer mofa de sus propias desgracias, es
quizá lo que nos ha mantenido a flote y no nos ha dejado hundir.
Lástima sí que no practiquemos más ese don de
reírnos y de gozar con nuestras propias flaquezas y debilidades porque ello nos
hace más llevadera la vida.
He advertido que mis lectores(as) se divierten con
Sirirí: Lo buscan, lo recortan y es muchas veces punto de referencia en sus
comentarios y opiniones porque, la verdad sea dicha, detrás del pajarraco que
arranca carcajadas al más serio y silente de los lectores, hay unas tremendas
cargas de profundidad que se sueltan sin querer queriendo. No en vano Sirirí
practica el mamagallismo, única manera de decir las verdades en este país, a
juicio de don Gabriel García Márquez.
Quise hacer una nueva recopilación de mis columnas
de humor en vista de la ausencia de éste género en los estantes de las
librerías, hoy plagadas de ensayos, críticas, biografías, auto-relajaciones,
crecimientos personales y ciencias del más allá, que nos ponen a todos más
adustos y más trascendentales de lo que debemos ser.
Ahí les entrego, pues, Mis 18 centímetros (a la sombra) y más humor de Sirirí, un aporte jocoso para que dejemos las
tristezas y las melancolías y para que podamos sonreír con la seriedad y la
responsabilidad que implica el hacer reír en serio en este país tragicómico en
el que sigue siendo hermoso tanto nacer como vivir.
Por: Mario Fernando Prado López
"Sirirí"