SINOPSIS: Gonzalo Aristizábal, el de Gilma, el Caballero
de la Graciosa Figura, después de haber recuperado miles de graffiti, de
recordar las anécdotas de Aranzazu, su pueblo, de cosechar códices y cuentos,
Gonzalo Aristizábal nos deleita a los lectores, y a los lectores de estos
tiempos de referendos y de alcaldes con una sorprendente colección de
Epitafios.
Epitafios
históricos ─otros que llegarán a ser históricos─, mucho sobre tumbas y
panteones, parques cementerios, avisos en funerarias y cementerios, oraciones
fúnebres, frases de cajón (léase ataúdes), otros osarios, rosarios y bóvedas y
frases lapidarias (de lápida claro).
Sin
dejar de mencionar que se recomienda en este libro sobre el Humor de la Muerte,
muchos Epitafios adaptados y adoptados para muchos Sepulcros Blanqueados. ¡Y
otros Hados!
Se
comenta por parte de los sociólogos y de los antropólogos que es México el país
que rinde un culto especial a la Muerte. Que dicho culto tiene sus raíces
profundas en la Cultura Maya y en la Cultura Azteca.
Búsqueda
de la inmortalidad, porque la vida no vale nada, porque para eso están las
pistolas, y los corridos, y los que no se corren, y las máscaras de calavera y
la música de las tumbas.
Pues
nosotros no entendemos la Cultura de la Muerte, pero sí somos de sus mayores y
mejores contribuyentes: guerras civiles, guerras inciviles, la vieja violencia,
la violencia nueva.
Ya nos
vamos llenando de Santos y de Mártires. Y de Judas. Solamente nos faltaba el
humor.
Vacío
que viene a llenar, para que perdure, el Libro de Gonzalo Aristizábal, el
hombre que es capaz de sacarle capul a una calavera, de gozarse un velorio, y
de “reír llorando” como dijo el poeta.
Y claro,
como el Humor es irreverente, se toma todas las libertades con muertos ilustres
y pide revisar aquello de que no hay muerto malo.
¡El de
Gonzalo, sobre el Humor de la Muerte, es como para morirse, pero de la risa!
Por
Antonio Mejía Gutiérrez
[Fuente: solapa libro impreso]