SINOPSIS: Aventuras de un impotente: mejor la impotencia que la
cabronería, mejor lo propio que lo foráneo.
Permítasenos presentar brevemente la obra. La novela de
sexo-ficción Aventuras de un impotente, vendida en 30 pesos colombianos para el
año en el cual se editó (1976), tiene 209 páginas y está inscrita por su autor
dentro de la serie picaresca, aunque aquí el protagonista –a diferencia de la
mayoría de los que aparecen en este género– no es “pobre” en lo social, sino en
lo sexual. La novela está dividida en doce capítulos en donde, como su título
lo anticipa, se muestran todas las vicisitudes por las que pasa un hombre
impotente, Polidoro Blandón, para obtener, más que recobrar, la potencia
sexual, tal como se enuncia al comienzo de la obra:
“Hoy no sé en qué época de mi vida me volví impotente. Porque
en realidad no recuerdo ninguna en que mi pene se me hubiera parado bien”.
(Hoyos, 1976, p. 1)
Polidoro Blandón es un hombre simpático, risueño, servicial,
a quien le gusta la buena vida y tiene un gran talento para conseguir dinero,
motivo por el cual no necesitó ir a la universidad. A los veintidós años ya
tenía un almacén de repuestos y a los treinta se codeaba con repuesteros
mayoritarios y con los importadores más ricos del país. Su tranquilidad
económica y la de sus familiares le permitieron asumir la decisión de tomar la
vida para “divertirse”. Con esta intención da rienda suelta a sus aventuras:
comienza a departir en fiestas; pero cuando llega el momento de pasar a
encuentros sexuales debe fingir: fingir que está mal por una canción de Rafael
para no estar con una monumental prostituta; fingir que no es él para que, por
su gran parecido físico, su compañero de seminario, Pedrito García, lo suplante
ante Julieta y pueda satisfacer los deseos sexuales de esta (de cuya aventura
queda como consecuencia un tiempo en la cárcel); fingir un desmayo en el XII
Festival del Sexo organizado por la Sociedad de Sade en San Francisco
(California) para evitar el ridículo de no poder hacer el amor en escena con
una francesa llamada Colette.
Dentro de sus aventuras se relatan dos matrimonios: el
primero, a sus 35 años con la rica bugueña Anatolia Cabal, ex esposa del
Tumbalocas, una cincuentona poco agraciada: “ancha, sin cintura, con cuello
corto y cara cuadrada, con un bigotico gris” (p. 15); pero seria, dinámica y de
buen gusto. Con Anatolia, terminan separándose: a la ausencia de relaciones
sexuales se sumaron la cobardía de Polidoro para enfrentar a dos ladrones que
entraron a su casa, y los disparos equivocados que le dio a un muñeco de caucho
y goma, Burt Lancaster (una clara parodia), mandado traer de Estados Unidos por
Anatolia para satisfacer sus deseos sexuales y por el que había pagado cinco
mil dólares.
El segundo matrimonio es con Matilde, una mestiza de
Florencia (Caquetá), con quien se casa animado por el profesor Vergolio,
sexólogo, psicólogo y naturista quien le ayuda a Polidoro a superar su
impotencia sexual. En relación con terapias para esta, encontramos otras
aventuras de Polidoro; una de ellas es un viaje al Amazonas emprendido por
Míster Sanhurst (un sociólogo e investigador norteamericano que busca comparar
la eficacia del método contra la impotencia de Vergolio con el del indio
Maricapac), Narcisus, su secretario privado, Vergolio, la francesa Colette
(quien no puede negarse a hacer el amor con ninguna persona que se lo pida con
ruegos), Viviana (bisexual con tendencia al lesbianismo y con un clítoris
sumamente desarrollado), Alberto (impotente), Polidoro (impotente) y Sócrates
(quien solo puede hablar diciendo vulgaridades). Ya en el Amazonas, a Alberto
se le aplica el tratamiento del inca Maricapac; y a Polidoro, el de Vergolio.
La terapia de Vergolio consiste en alimentación natural, ejercicio y baños de
sol; la del indio Maricapac se describe así:
“yo hago riegos en los órganos sexuales, les echo el humo del
tabaco en el ombligo, les doy a tomar las aguas de los siete colores y cuando
el caso lo requiere, les soplo el órgano. Esto durante tres días de luna llena.
Los tres días siguientes les rezo a las doce de la noche la oración de la Cruz
de Caravaca. Si el paciente no reacciona, es porque no tiene cura.” (p. 160).
Resultados de los tratamientos y de la expedición: Alberto se
“pirobió” (se volvió homosexual), Polidoro recobró su vigor sexual y tuvo
relaciones con Colette; Sócrates fue echado después de gritar a los cuatro
vientos que Sanhust y Narcisus estaban “cacorreando” (teniendo relaciones
homosexuales), Vergolio y Polidoro optaron por devolverse a Cali. Es en tal
regreso donde Polidoro conoce a Matilde, su segunda esposa, mestiza que
conserva rasgos de sus ancestros sibundoy. En este punto, es importante
mencionar que Polidoro no desflora a Matilde, sino que le pide a Vergolio que
lo haga y que les dé lecciones eróticas. Vergolio, ante la insistencia de
Polidoro, accede y funge como amante dos veces. Ya para la tercera, le dice:
“-Don Polidoro, yo hice lo que pude por usted en cuanto a su
impotencia y creo que los resultados son satisfactorios […] pero usted necesita
otro tratamiento, urgente, para que pueda llevar una vida matrimonial todavía
más feliz. Y no soy especialista en el tratamiento que usted necesita ahora […]
[tratamiento] contra la cabronería.” (p. 209).
Por María Isabel Reverón Peña y Mario Antonio Parra Pérez – Fragmento
publicado en la revista “La Palabra” de la UPTC – Universidad Pedagógica y
Tecnológica de Colombia